Con esta aplastante victoria, Costa ha roto las reservas de los portugueses frente a las mayorías absolutas y ha liberado al PS del estigma que arrastraba
António Costa ha conseguido la segunda mayoría absoluta para los socialistas en Portugal en una jornada electoral que ha sacudido el mapa político en el país, hunde a los conservadores y la izquierda y termina con llamativo crecimiento de la ultraderecha.
Con esta aplastante victoria, Costa ha roto las reservas de los portugueses frente a las mayorías absolutas y ha liberado al PS del estigma que arrastraba desde la etapa de José Sócrates, que logró la única mayoría para los socialistas hasta hoy pero terminó enfangado en denuncias de corrupción en un segundo mandato.
Ahora, tras dos años de pandemia y con la esperanza puesta en el incipiente proceso de recuperación del país, los portugueses han "sacado tarjeta roja" a la crisis que derivó en este adelanto electoral en mitad de la legislatura.
Lejos del escenario de empate técnico proyectado en las encuestas -y que amenazaba con llevar a Portugal a un ciclo de inestabilidad-, los socialistas se han impuesto mientras el conservador PSD no se despegaba de los pésimos resultados obtenidos en 2009.
El temor a una abstención récord tampoco se ha cumplido y pese a que estas elecciones sorprendieron al país con niveles de contagios inéditos -más de 60.000 diarios durante la pasada semana- y 1,2 millones de portugueses confinados por covid -800.000 en edad de votar-, la participación ha sido superior a anteriores convocatorias.
El Partido Socialista alcanzó los 117 diputados pasada la medianoche confirmando la tendencia apuntada en el recuento desde primera hora.
"Esta es una victoria de humildad, de confianza y por la estabilidad", dijo Costa ante cientos de simpatizantes que celebraban la victoria del PS en un céntrico hotel del Lisboa.
"Después de 6 años como primer ministro, después de los últimos 2 años en un combate sin precedentes contra una pandemia, es con mucha ilusión que asumo esta responsabilidad", agregó.
La crisis que derivó en este adelanto electoral ha dejado algunas lecciones y Costa quiso desterrar las reservas que levantan en Portugal las mayorías absolutas: "La mayoría absoluta no es un poder absoluto, no es gobernar en solitario", afirmó.
Mientras el líder socialista era recibido al grito de "I love you Costa" en medio de una ovación, el conservador Rui Rio abría la puerta a su dimisión, y sus antiguos socios de izquierda en la "geringonça", digerían su castigo en las urnas.
CRISIS EN EL CENTRODERECHA
Tras la mayoría absoluta del PS, "no veo cómo puedo ser útil al PSD". "No hay que hacer un drama". Rui Rio apuntaba su posible dimisión tras unos decepcionantes resultados: Un 28 % de votos -prácticamente igual que en las elecciones de 2019, consideradas entre las peores en la historia del partido-.
El castigo es más llamativo si cabe porque viene precedido de la euforia provocada por los números en las encuestas.
Hasta tal punto llegaron las expectativas que el propio Rio llegó a adelantar nombres de ministrables del partido en la recta final de la campaña electoral.
LA ULTRADERECHA SE CRECE
La caída del PSD ha reforzado a la derecha más dura. Meteórico ha sido el ascenso del ultraderechista Chega, que en 2019 se estrenó en el Parlamento luso con un diputado, y hoy suma el 7% de votos, al menos 10 escaños, y es la tercera fuerza electoral.
Chega confirma el fin de la excepción portuguesa, uno de los pocos países europeos en los que la ultraderecha tenía poca representación en las instituciones.
Y su líder, André Ventura, ya ha adelantado su intención de convertirse en el referente de la oposición a Costa.
El otro ganador de la derecha es Iniciativa Liberal, que también tenía un solo diputado y roza el 5 %.
Del lado contrario están los democristianos del CDS, aliados tradicionales del centroderecha, que se hunden.
LA IZQUIERDA DE LA "GERINGONÇA" SE DERRUMBA
También se desploman los antiguos socios del PS en la "geringoça". Las urnas han pasado factura al Bloque de Izquierda y los comunistas por la crisis política.
La "campaña del chantaje" de los socialistas ha funcionado, lamentaba esta noche un dirigente del BE.
Se refería así a la estrategia del PS, que responsabiliza a sus antiguos aliados del adelanto electoral provocado tras el rechazo a las cuentas socialistas con los millonarios fondos de recuperación de la UE en juego.
El Bloco pasa de la tercera a la quinta posición -de 19 a 5 escaños- y los comunistas caen al sexto lugar y pierden a sus socios de coalición, los Verdes, que no consiguen representación.
El resultado puede adelantar el debate sobre la renovación en el el partido comunista, que además pierde a su portavoz parlamentario, João Oliveira, apuntado como recambio en la dirección, que se queda fuera del Parlamento por falta de votos.
La rotunda victoria socialista acelerará el proceso de formación del nuevo Gobierno. De momento, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, recibirá a los líderes políticos el próximo martes. El objetivo, recuperar la normalidad política cuanto antes.