Empezó esta aventura de casualidad, pues se apuntó al casting al que se inscribieron 10.000 personas de todo el país pensando que era un curso de patronaje. Ahora, sin embargo, la costurera jerezana Luisa Reyes, de 43 años y vecina de Vallesequillo II, está a las puertas de convertirse en la primera ‘Maestra de la Costura’, el primer talent show sobre la costura que emite Televisión Española y opta, entre otros premios, 50.000 euros en metálico. Hablamos con ella en sus clases de corte y confección de la asociación de vecinos de Vallesequillo a pocas horas de que se conozca el ganador en la gran final de este lunes, que ella disfrutará en casa con su familia tras pasar toda la jornada de promos en Madrid.
-¿Cómo ha sido la experiencia de participar en un talent show sobre costura y coser delante de las cámaras de televisión?
—La experiencia ha sido única y súper chula. Yo me iba mañana otra vez, la verdad. Me lo he pasado muy bien; nunca jamás me esperaba que esto me fuera a pasar a mí.
-¿Cómo decides meterte en un programa de televisión?
—Si tú supieras como yo me apunté (risas). Estaba tan campante mirando el móvil y en Facebook vi un anuncio de patronaje; yo no tengo y siempre me lo he querido sacar pero vale muy caro. Entonces llamé y me dijeron que no era un curso, que era un concurso de televisión de costura. Les dije que me apuntaran.
-¿Nunca te habías planteado ir a un concurso de este tipo?
—Jamás en la vida. Creía que eso estaba muy lejos de mí. Lo pienso aún y me digo...hay que ver lo que me ha pasado a mí. Yo ni había visto el anuncio ni nada de Maestros de la Costura. A los dos días me llamaron pidiéndome que mandara un vídeo, y llamé a mi hermana y lo hicimos en mi casa. Cuando ya me había olvidado del tema, me volvieron a llamar y me dijeron que estaba seleccionaba para el casting de Sevilla. Mi marido, Manolo, me dijo que fuéramos y echáramos el día allí. ¡Había de gente! Pensé que no me cogerían... Pero hice las pruebas, (un top en una hora), y las pasé. Nos quedamos la mitad. Cuando venía para Jerez me llamaron: tenía que ir al casting de Madrid. Le dije a mi marido que no iba, y me respondió que era tonta, que tenía que ir. Entonces me llamó Shaoran, (el primer concursante que expulsaron de San Fernando) y fuimos juntos. Allí en Madrid había gente de toda España. Tuvimos que hacer un vestido en una hora. Pensaba que de allí me iba para mi casa, pero volviendo ya en el tren nos llamaron y nos dijeron que éramos concursantes de Maestros de la Costura. Si vieras lo que saltamos en ese tren. Eso sí, en cuatro días teníamos que estar en Madrid. En cuatro días tuve que dejarlo todo planteado, dejar a mi marido y a mis dos hijas e irme para la casa de Madrid. Eso fue en noviembre.
-Lo has vivido todo...
—Dos meses y medio desde noviembre, lo que ha durado el programa. Desde el principio hasta el final.
-¿Cómo se lo tomó tu familia?
—Mi marido dice que el programa dura una semana más y cogía una depresión.(Risas). Yo creía que iba a ir y venir, pero no, cuando me dijeron que tenía que quedarme en Madrid dos meses y medio incomunicada y llamar a la familia 15 minutos al día, pensé...¡Dios mío dónde me he metido! Ya había firmado el contrato, pero creí que a la semana iba a estar en mi casa. Pero al final mira...y suerte que estuvieron las navidades y pude venir en Nochebuena y Nochevieja, pero no en Reyes. En mi casa lo han llevado bien, a mí me daba pena por mi marido y mis niñas pero cuando los llamaba me animaban y los notaba contentos.
-¿Te imponían las cámaras?
—Hombre claro, la primera vez que salí ,entre los nervios que una lleva, que no sabes que te van a poner a coser, el tiempo, y cuando entré allí en el plató y me vi 600 cámaras…Estaba cosiendo y la máquina se me acercaba de momento, pero me hice pronto con ellas.
-Hay quien dice que es imposible que tuviérais 90 minutos para confeccionar los encargos que os hacían en las pruebas, desde un corsé a un traje de gitana. ¿No hay trampa ni cartón?
—No, no, decían 90 minutos y eran 90 minutos. Es más, Edu (otro de los cuatro finalistas) una vez dijo de llevarse un reloj, porque a nosotros nos quitaban los relojes, y es verdad, lo que decían, eso era: dos horas, tres horas, una hora...
-¿Te veías finalista?
—Pues mira sí, ¿por qué no? Es verdad que al principio cuando veía el nivel de mis compañeros...uno estudiaba Diseño, otro es profesor de dibujo de moda, ...y yo en realidad sé lo que mi madre me enseñó (cose desde pequeña) y cuatro cosas entre lo que me he ido poniendo al día sola o con la mujer que me enseñó a mí corte. Pero también me lo decía a mí misma: me tengo que poner allí más que ellos.
-¿Cómo era vuestra rutina desde que te conviertes en concursante de Maestros de la Costura?
—Nosotros grabábamos el programa lunes, miércoles y viernes, y martes y jueves íbamos a la Escuela de Moda de IED Madrid, donde he aprendido mucho.
-Has hecho de todo, pero ¿cuál es la prenda de la que te sientes más orgullosa?
—Hombre, el mono de Mario Vaquerizo. A mí Mario y Alaska me encantan. Cuando los vi entrar me puse muy contenta, pero cuando me dijeron el mono que teníamos que hacer y con lo flaco que está Mario... pero nada me puse al lío. Que había que poner brillo, se ponía brillo, y me quedó súper bien.
-¿Te reconocen la gente por la calle?¿Qué te dicen tus paisanos?
—Sí. Voy andando por la calle y la gente se viene para mí y me abrazan, me dan besos y me dicen que soy como de la familia y muchas niñas de 10 a 12 años me siguen y me preguntan.
-¿Cómo se ha vivido tu paso por el concurso en tus clases de corte de la Asociación de Vecinos de Vallesequillo?
—Se ha apuntado más gente y he tenido que poner un turno más. Y es verdad que me ha venido gente de todo Jerez, no de la barriada como hasta ahora. Una señora me llamó de Montealto que lleva desde el programa averiguando dónde daba corte.
-¿Has tenido más encargos de trajes de gitana?
—Sí, sí, se ha notado, y el mío está aún sin terminar. El año pasado ya me tuvieron que prestar uno, pero este año me tengo que poner mi traje aunque no duerma.
-La Feria está a la vuelta de la esquina. ¿Veremos a algún concursante?
—Vienen casi todos. Tenemos un grupo de WhatsApp y hablamos todos. Yo me llevo bien con todos. Hemos formado comuna especie de familia allí tanto tiempo juntos y ahora nos queremos mucho.
-¿Qué destacarías de los miembros del jurado?
—De Caprile, lo exigente que es y lo perfeccionista; de María Escoté la alegría que tienen sus diseños, el colorido, las flores. María es un encanto de persona. De Palomo lo que me gusta es que más o menos es de mi estilo, le encantan los lunares, los bordados, los encajes, los flecos.
-¿Tienes ya club de fans?En el programa siempre has dicho que te encantaría tener uno.
—Una amiga mía lo ha hecho y tiene mucha gente.
-Tu sueño es presentar tu colección en la Pasarela Flamenca de Jerez. ¿Está más cerca ahora?
—Todos los años voy y lo pienso: el año que viene saco mis trajes, pero luego cuando pregunto el precio... Pero este año la tengo que sacar sí o sí.
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Eres seguidora de Vicky Martín Berrocal pero el día que fue para la prueba de eliminación, estabas salvada y viviste desde la barrera que tus compañeros hicieran un traje de gitana. ¿Te has quedado con esa espinita?
—Cuando me la vi aparecer no sé lo que me entró, me he quedado con esa espinita de hacer un traje de gitana, porque es verdad que eso es lo mío, pero también preferí estar salvada, aunque la espinita la tengo.
-Por el programa han pasado muchas caras conocidas, ¿quién te ha impresionado más?
—Creo que Mario, también Vicky Martín Berrocal y Eva González. Cuando la vi me entraron ganas de llorar, porque me recuerda mucho a mi hermana Vane, por su naturalidad y por su arte.
-¿Confías en que tu papel en Maestros de la Costura te abra puertas en el futuro?
—Espero que esto me sirva para algo, porque mi pensamiento no es de montar un taller, sino de tener muchos más encargos y tener mas costureras que me ayuden y poder presentar mis diseños en la Pasarela Flamenca de Jerez.