Los cabecillas eran un matrimonio formado por un español y una marroquí
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Algeciras adscritos al grupo primero de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (Ucrif), en colaboración con funcionarios del puesto fronterizo del puerto local, detuvieron, el pasado fin de semana a cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, como presuntos integrantes de una organización dedicada a la inmigración clandestina, en el marco de la operación Salitre.
La investigación comenzó hace unos meses, cuando se detectó la existencia de una organización que se dedicaba a la introducción de inmigrantes ilegales de origen marroquí a través de uno de los buques de pasajeros que realizan la travesía Tánger-Algeciras o Tánger-Tarifa, donde permanecían escondidos hasta su llegada al puerto, para una vez allí, eludir los controles policiales establecidos y adentrarse en la ciudad.
Tras las investigaciones se pudo constatar estas actividades ilícitas dándose cuenta de ello al juzgado de instrucción número uno de los de la ciudad, que inició diligencias previas.
Los principales encartados eran el matrimonio integrado por el ciudadano español J.M.G. y su esposa de nacionalidad marroquí M.M., los cuales dirigían las operaciones de transporte de los inmigrantes en los buques y los recibían, una vez burlados los controles fronterizos, para transportarlos en su vehículo hasta dos pisos de seguridad situados en San Roque y Torreguadiaro. Para ello contaban con la colaboración de otra de las detenidas D.K. de nacionalidad marroquí, que era la encargada de ocultar a los inmigrantes en su domicilio hasta su traslado a otros lugares de España. También fue detenido H.B. un marroquí encargado de captar a inmigrantes en Marruecos que, previo pago.
Con autorización del juzgado se procedió al registro de los domicilios de los detenidos, donde se intervino abundante documentación relacionada con las actividades ilegales desarrolladas. También fueron intervenidos seis teléfonos móviles y un vehículo BMW, utilizados en la comisión de los delitos.
También, además de facilitar la entrada ilegal, se ofrecía a los inmigrantes “regularizar” su situación con contratos de trabajo falsos o la celebración de “matrimonios blancos” con ciudadanos españoles, lo que evidentemente subía la factura cobrada a los inmigrantes, constando el pago de hasta 7.500 euros para este fin.