Pilar Sánchez Muñoz será siempre recordada cómo la mujer que logró derrotar en las urnas al hasta entonces intratable Pedro Pacheco. Ocurrió en mayo de 2003, en una jornada electoral donde las tres principales fuerzas políticas quedaron separadas por un puñado de votos.


Pocas horas antes de la sesión de investidura cerró un acuerdo con la candidata del PP, María José García-Pelayo cuyo principal objetivo era que Pacheco se quedara en la oposición. El acuerdo se quedó en agua de borrajas esa misma madrugada, viendo Sánchez cómo quien iba a ser su socia de gobierno se convertía en alcaldesa con el apoyo del PSA. Lo que ocurrió aquellas horas -entre uno y otro acuerdo- ha marcado sin duda alguna el devenir político de todos sus protagonistas, porque del desencuentro político se pasó al personal.


Pilar Sánchez llegó a la Alcaldía apenas año y medio después, en enero de 2005, gracias a una moción de censura respaldada por Pacheco, que apenas unas semanas antes había sido cesado por García-Pelayo. A su vez, Sánchez se deshizo del exalcalde antes del inicio de la campaña electoral de 2007, logrando una histórica mayoría absoluta para el PSOE.


Pero llegó la crisis y el Ayuntamiento entró en colapso, porque los ingresos por conceptos urbanísticos se vinieron abajo de manera estrepitosa y porque los bancos empezaban a cerrarle el grifo a una institución endeudada hasta las cejas. Retrasos en los pagos a la plantilla, problemas con las concesionarias, huelgas y concentraciones de protesta... En cuatro años, el PSOE pasó del mejor al peor resultado electoral de su historia. Pilar Sánchez terminó abandonando la política por la puerta de atrás. Luego ya llegaría el calvario judicial.