En la política se ha pasado de aquella vocación de servicio que se tenía en los albores de la democracia, en el nacimiento de los Ayuntamientos democráticos en 1979, a los intereses de partidos que tenemos ahora
Los tiempos cambian que son una exageración. No sé si para mejor o para peor, que cada uno contará la vida tal y como le va. Por ejemplo, fíjense,tal día como este próximo sábado, festividad de San Antonio, el Xerez CD convertía a Jerez en una ciudad de Primera. Más de cincuenta mil personas salieron a la calles para seguir el autobús que paseaba a los héroes del ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional, a aquellos que hacían historia y que lograban que a Jerez, al Estadio Chapín, llegasen los Cristiano, Messi y demás afortunados compañeros del firmamento de las estrellas futboleras no de España sino del mundo mundial de la pelota redonda. Aquella celebración multitudinaria que hizo que media ciudad y parte de la otra se fuese de borrachera, aquellos fastos que duraron casi una semana coincidieron al igual que este año en sábado. Sábado 13 de junio. Y ahora, seis años después, en Jerez se habla de recibir al Chiclana, al Mazagón, al Estella o del derbi ante el San José Obrero, con el máximo respeto a los equipos señalados cuyos dirigentes merecen un monumento por mantenerlos compitiendo con muchísimo esfuerzo y dedicación. En seis años, en el fútbol se ha pasado del todo a la nada. Como en la política se ha pasado de aquella vocación de servicio que se tenía en los albores de la democracia, en el nacimiento de los Ayuntamientos democráticos en 1979 a los intereses de partidos que tenemos en una España donde la corrupción, las detenciones, los pulsos por mandar son el maná que nos cae cada día en las redes sociales, en las radios, en las televisiones o en los periódicos. De aquellos concejales que vivían de su trabajo y que hacían política como alternativa social a estos otros que tienen por profesión la política. También es cierto que de aquellos presupuestos donde no había ni para papel se ha pasado a unos presupuestos muchimillonarios que manos amateurs no podrían sostener. Pero si aquello fue efímero, lo de hoy se ha desbordado sobremanera y a pesar de ser profesionales se han producido muchos desmanes que ahora se están pagando con un porvenir político nacional, local y regional muy incierto.