La procesión del Corpus Christi volvió a recorrer las calles del centro de Jerez tres años después de haberlo hecho por última vez, clausurando de algún modo lo que ha venido ya a denominarse como el año del reencuentro con todas aquellas manifestaciones que debieron quedar en suspenso como consecuencia de la crisis sanitaria.
Coincidía esta solemnidad litúrgica con la celebración de las elecciones autonómicas y esa fue la cuestión fundamental que limitó la presencia de altares en el recorrido de la procesión, dado que las fuerzas de seguridad ya avisaron con antelación de que no podrían atender los habituales traslados de imágenes al tener que prestar servicio en los colegios electorales.
Apenas cuatro altares pudieron observarse a lo largo del recorrido de la procesión. Eso sí, en la noche del sábado cientos de jóvenes cofrades se ocuparon de confeccionar una vistosa y colorida alfombra de sal, que se extendió desde la plaza del Arenal hasta la confluencia entre la calle Larga y la Alameda del Banco, lugar al que regresó la procesión después de que en ediciones anteriores hubiera acortado camino por Algarve.
El obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, ofició la solemne eucaristía en la Catedral previa al inicio en sí de la procesión, en cuyo cortejo se integraron representaciones de la práctica totalidad de las hermandades de la ciudad y demás congregaciones religiosas.
El Santísimo se hizo presente en la calle cuando apenas faltaban unos minutos para las ocho de la tarde, regresando al interior de la Catedral sobre las diez menos cuarto de la noche.
En el momento de la bendición final, monseñor Rico Pavés agradeció el esfuerzo tanto del Consejo local de la Unión de Hermandades como de la Hermandad de la Sed, que tuvo a su cargo la organización de la procesión en la calle.
También hizo extensible este reconocimiento a todas las cofradías que aportaron cuanto pudieron para dar el mayor realce posible a la presencia del Santísimo en las calles de Jerez.