Necesitaba un partido así el Real Jaén pues la mejor forma de quitarse el mal sabor de boca que deja una derrota, como la cosechada en El Palo, es
darse un baño en una piscina bien llena de confianza. Eso es lo que hizo el conjunto de Chumilla que obró con el Maracena como si de un faraón y su esclavo se tratase.
Comenzaron los blancos a darle latigazos al conjunto granadino desde que el trencilla pitó por primera vez y no pararon durante todo el partido
. Habrá quien diga que es que el Real Jaén tuvo enfrente un equipo recién ascendido, que todavía no sabe lo que es anotar un gol y con un objetivo bien distinto, pero lo cierto es que no es nada fácil pasar por encima de un equipo como hicieron ayer los lagartos.
Fueron cinco como podrían haber sido diez los tantos conseguidos y es que el choque se convirtió en una fiesta para el disfrute de los más de 4.000 espectadores que se dieron cita en La Victoria.
Mario Martos ejerció de maestro de ceremonias, moviéndose a placer entre líneas y abriendo una lata que era profunda.
Él mismo anotó dos, el primero y el segundo de la manita que acabó consiguiendo el equipo. En ambos hizo gala de su picardía, en el primero intuyendo el lugar hacia el que iría el balón y asestando un magistral disparo desde fuera del área y el segundo leyendo bien una jugada de la que ganó un inmejorable rechace. Para entonces a Antonio López (el otro gran protagonista del partido) ya le habían anulado un gol pero no hubo silbato que quitase el tercero del luminoso después de que el killer se plantase solo ante el cancerbero visitante y disparase por bajo.
Se fueron los equipos a vestuarios con la única opción para los jugadores del Maracena de esperar que ocurriese un milagro en la capital del Santo Reino a su favor, pero para nada fue así.
Bajó algo el ritmo del choque y hubo carrusel de cambios, pero los blancos habían olido sangre y no iban a dejar irse a la presa.
Antonio López logró un tanto más (le anularon otro también, al igual que a Zaki), algo que no pudo conseguir Óscar Lozano, que fue de los más insistentes durante el primer tiempo pero se tuvo que marchar sin premio.
El quinto se lo podemos atribuir a Armengol, pues suya fue la jugada que provocó que un jugador del Maracena acabase anotando en propia portería. Un festín que debe servir para llenar la cartuchera de confianza pero que no sirve para medir cual es el nivel real del equipo en estos momentos.