José Manuel García, amante confeso de la buena gente y de la gastronomía, sector al que consagra su vida, está convencido, y de primera mano, de que "el 40% de la hostelería gallega no soportaría un nuevo cierre" e incluso un retroceso en la desescalada sería un palo.
"Porque no es viable que en un año hayan trabajado de media pues lo equivalente a tres meses", cuenta a Efe, conocedor de las diferentes realidades que hay de puertas adentro, tanto por su trabajo como comunicador radiofónico como por su ocupación en la distribución de comidas y bebidas.
"No estábamos tan preparados como creíamos para todo", confiesa, y con el optimismo contenido del que hace gala pone todas las esperanzas en el verano, si el ritmo de vacunación va a más y los datos epidemiológicos se portan.
José Manuel, director del programa 'Comer e falar' de Sí Radio en Galicia, conoce casos en los que propietarios de establecimientos han renunciado al agua caliente en sus casas, otros en los que han recibido ayudas para el sustento, también alimenticio; y situaciones en las que incluso la luz eléctrica ha desaparecido temporalmente de las viviendas.
Son los más sangrantes y extremos.
Otras estampas por desgracia comunes son las de aquellos que no saben si sacar a más trabajadores de los erte, las fórmulas de ajuste de empleo, por la duda de si la situación benévola entre comillas se mantendrá.
También la incapacidad para pagar las deudas acumuladas de antes con las que se presentan, al no recibir ayudas por no estar tan al día como hubiesen querido en los pagos a la Seguridad Social.
"La hostelería es muy importante, por sí misma y por lo que mueve: panaderías, carnicerías, transporte, fruterías... Nos da de comer a muchísima gente".
Ir "a salto de mata" con medidas en continua revisión, aunque sea inevitable, les hace estar, confiesa este cronista, en un estado permanente de incertidumbre.
"El bicho sigue en el aire y esperemos que no haya una cuarta ola", apunta.
La Xunta, asesorada por el comité clínico, ha anunciado que desde este viernes se atrasa el toque de queda, desde las 22 horas actuales hasta las 23 horas, que será también el nuevo horario de los restaurantes, aunque no de los bares que tendrán que seguir cerrando a las 21 horas.
El presidente gallego informó esta semana de que se mantiene con todo el cierre perimetral de la comunidad por una cuestión de "prudencia", porque aunque la autonomía va por ahora "surfeando la cuarta ola", no ocurre así en otras zonas donde "ya es una realidad".
A su vez, el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo de Lugo (APEHL), Cheché Real, ha celebrado que los restaurantes puedan tener mayor amplitud horaria porque estos negocios estaban "deseosos" de recuperar una actividad fundamental para su facturación.
"Se trata de un paso más", ha defendido, en el avance hacia la normalidad, pero también ha recordado que "a este banco todavía le faltan una o dos patas más", dado que el resto de los locales de hostelería tendrán que cerrar sus puertas como hasta ahora, a las nueve.
"El siguiente paso", según el criterio de Real, "tiene que ser unificar el horario y permitir que los demás locales puedan abrir también hasta las 21:00 horas, porque no solo los restaurantes dan cenas".
Real, como José Manuel, confía en que la evolución de la pandemia siga siendo positiva, que los contagios continúen bajando y, en consecuencia, que en menos de una quincena ya se puedan igualar los horarios.