Isa dio a luz quince minutos después de que entrara en vigor el estado de alarma; Ana, que trajo al mundo a su bebé ocho días más tarde en unas condiciones más restrictivas, resume en una frase la experiencia de parir en medio de una pandemia: hay tanta emoción como distancia.
Isa Serra, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, ingresó el 13 de marzo en la Maternidad de O'Donnell para un parto programado y dio a luz a su primer hijo en la medianoche del sábado al domingo, a los quince minutos de que entrara en vigor del estado de alarma.
"Hemos tenido suerte de que nos pillase tan pronto, porque la saturación, por lo menos en mi hospital, no era la que debe estar siendo estos días".
Su pareja, que había dado negativo en la prueba de coronavirus, pudo acompañarla durante el parto y, durante las 36 horas de hospitalización, tuvieron permiso para recibir visitas, aunque prefirieron evitarlas como medida preventiva.
Ana Junquera, trabajadora social y madre de un niño que está a punto de cumplir seis años, dio a luz a su segunda hija ocho días después. En este corto espacio de tiempo, las medidas aplicadas en las maternidades ya eran más restrictivas: ningún tipo de visitas y menos tiempo de ingreso.
Se sigue permitiendo entrar a un acompañante al paritorio, pero, por error, a Ana le indicaron que debía acudir sola. Por ello, cuando empezó a sentir las primeras contracciones el lunes por la noche, decidió "aguantar" en casa para estar sola en el hospital el menor tiempo posible.
A las cuatro de la madrugada decidieron pedir un taxi, tarea complicada en una ciudad desierta, pero al final Ana consiguió llegar al Hospital Clínico de Madrid.
"Con las prisas recordé ponerme los guantes que me habían dado en la consulta, pero me dejé la mascarilla en casa. Pude entrar protegida gracias a que el taxista me dio una que llevaba en el coche", recuerda.
De inmediato fue trasladada al paritorio. Su espera en casa había sido excesiva y estaba a punto de dar a luz: "Pedí la epidural, pero ya era demasiado tarde; si llego a tardar un poco más, tengo a mi hija en casa. Me ha tocado dar a luz como hacían nuestras madres, una experiencia complicada, pero, a pesar del dolor tan grande, todo salió muy bien".
Ana e Isa coinciden en su agradecimiento por la asistencia que han recibido: "Absolutamente cuidadosa y atenta", explica Isa. "Un trato excelente; yo creo que me arroparon aún más al ver que, por un malentendido, había ido sola a dar a luz", cuenta Ana.
Un parto en unas circunstancias muy especiales, cuyo mayor exponente fue el reencuentro con su marido: "Te emocionas, pero mantienes la distancia. Él entró en la habitación y lo primero que hizo fue echarse líquido desinfectante por todas partes, antes casi ni de mirarnos".
"SIEMPRE CON PROTECCIÓN, PERO VAMOS A DISFRUTAR DEL MOMENTO DEL PARTO"
Es el consejo que dan los profesionales sanitarios, más atentos si cabe al bienestar emocional de las mujeres que dan a luz durante la pandemia.
La doctora Nuria Martínez Sánchez, adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital de La Paz y miembro de la Unidad de Embarazo de Alto Riesgo, explica que, aunque estamos viviendo una situación "excepcional”, todos los profesionales están intentando que las mujeres den a luz con “la mayor normalidad posible".
"Durante estos días las embarazadas no saben si quieren que se les adelante el parto o se le retrase, pero a todas les transmitimos calma y confianza porque estamos manteniendo la máxima protección posible en todos los centros”, cuenta a Efe.
PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN DURANTE LA PANDEMIA
El protocolo en este hospital –uno de los que atiende el mayor número de partos en España por sus dimensiones y su alto grado de especialización– establece que las visitas de control durante el embarazo se restrinjan al máximo; si es posible, la consulta se hace por teléfono.
Cuando son imprescindibles, la paciente debe acudir sola, con mascarilla y es recibida por los especialistas con mascarilla quirúrgica y guantes.
Si la paciente es negativa en coronavirus, no hay grandes diferencias en el momento de dar a luz: el parto se induce en el momento oportuno y la madre pasa acompañada al paritorio, aunque no se permiten visitas posteriores; tan solo un acompañante en la habitación.
En caso de que la madre haya dado positivo en COVID-19 o sospeche que puede sufrir la enfermedad, la situación cambia: debe entrar por Urgencias, donde se encuentra un box preparado.
La paciente da a luz en un paritorio también habilitado para estos casos, o en un quirófano si se trata de una cesárea, donde asiste el personal más experto de la guardia que, en ambas circunstancias, trabaja con equipos de protección individual (EPI).
Al finalizar, y tras pasar dos horas en observación, el bebé se queda en Neonatología y la madre es trasladada al hospital general, donde se encuentra el resto de pacientes positivos.
Los protocolos se revisan día a día, tanto los plazos de alta como prácticas hasta ahora habituales como la conservación del cordón umbilical.
El teléfono vuelve a ser un recurso para el control postnatal si madre e hijo se encuentran bien.
Isa Serra tuvo su primer contacto con la matrona por esta vía.
Ana Junquera, que solo permaneció un día en el hospital, agradece haber pasado el primer control en casa: "Los profesionales de la enfermería se arriesgan al contagio para evitar que un bebé esté 24 horas más en un hospital, así que es de agradecer".
ENTORNOS SEGUROS
Los profesionales sanitarios entienden el miedo de las madres a un posible contagio en el hospital, pero transmiten un mensaje claro a quienes llegan a plantearse si sería mejor dar a luz en casa.
"En consulta les explicamos que lo más importante es la protección y la prevención, y que el edificio de Maternidad sigue siendo COVID negativa. Les decimos que hay un protocolo específico tanto para las gestantes COVID positivas como para las que no lo son, en el que se intenta que no exista contacto entre ellas en ningún momento”, explica la adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología de La Paz.
"Sigue siendo más segura la asistencia hospitalaria, sin duda, tanto para la madre como para el niño", concluye la doctora Martínez.
UNA EXPERIENCIA PARA CONTAR
Isa Serra se pasa "todo el rato" haciendo fotos y vídeos de su hijo, Adrián, para que los abuelos y la familia más cercana no se pierdan estos primeros días que no pueden ser compartidos en persona.
Ana Junqueras hace videollamadas a sus familiares, "menos a mis padres, que tienen un móvil de toda la vida y ni siquiera les puedo mandar una foto de su nieta", pero ha sabido sacar el lado positivo: su hijo mayor disfruta de la bebé tanto como ellos, porque no puede ir al colegio.
Ana e Isa coinciden en una última certeza: cuando pasen unos años explicarán a sus hijos la aventura de nacer en un momento histórico: la primera vez que un país entero se quedó en casa para tratar de superar una pandemia.
"Casi rozamos el fin del mundo", le dirá Ana a su hija Sara cuando tenga edad suficiente para comprender.