Henry Louis Mencken, periodista y escritor estadounidense del pasado siglo dejó escrito que “confianza es el sentimiento de poder creer a una persona incluso cuando sabemos que mentiríamos si estuviéramos en su lugar”. Eso es lo que le faltó casi siempre a Bush y lo que, de momento, le garantiza a Obama un apoyo cerrado, y le da un crédito casi absoluto. El mundo necesita confiar en que un cambio es posible. Hace años, cuando estaba en un periódico donde se producían cambios de director y hasta de presidente al mismo ritmo que el de los últimos años en el Real Madrid, y con resultados similares, prometí que no volvería a pronunciar dos palabras: “Peor, imposible”. Hoy, Obama encarna la mayor, tal vez la única esperanza de que es posible hacer política de otra manera y, al menos por eso, hay que darle apoyo y confianza.
En el Real Madrid de los últimos tiempos se camina desesperadamente hacia el récord de convertir la marca española más conocida en el mundo en la más desprestigiada. Los últimos mandatarios, y seguramente Calderón no ha sido ni mucho menos el peor, han administrado la empresa de la peor manera posible, desde la soberbia y la chulería, y han destrozado el mayor patrimonio que tenía este club: el respeto general por su señorío. Va a costar mucho tiempo recuperar lo que más vale en una empresa deportiva; y los nombres que surgen para suceder a Calderón, más que esperanza, me confirman que estaba equivocado hace años cuando pensaba eso de “peor, imposible”.
En la economía, más de lo mismo. Lo peor que le puede pasar a un equipo económico gubernamental, con sus máximos responsables a la cabeza, es no saber dónde están, cómo han llegado allí y si hay un camino para salir. La respuesta la ha dado el vicepresidente Solbes en unas largas y sinceras declaraciones a El País: “Hemos utilizado todo el margen de gasto público que teníamos contra la crisis... Vivimos una situación insólita, distinta de lo ocurrido nunca, vamos hacia algo excepcional”. El Gobierno ha apuntado unas previsiones realmente dramáticas, con un déficit del seis por ciento y un paro del 16 por ciento. Como el Gobierno ha venido equivocándose siempre en las previsiones, a su favor, claro, el panorama es francamente preocupante. Hay otro dato, éste real, que apunta en esa dirección: ya hay un millón de desempleados que no cobran ningún subsidio, y otros 400.000 se incorporarán a esa lista antes de mayo. Eso es una bomba de relojería en las ruedas del sistema. No es de extrañar que la solvencia de España esté en riesgo. Yo no sé si mentiría si estuviera en la situación de Solbes, pero sin confianza en el Gobierno es muy difícil que nadie, dentro o fuera de España, apueste por invertir aquí. Para eso haría falta creer en lo que no ve. Es decir, fe en lugar de confianza. Y encima andan los ateos diciendo que "probablemente Dios no existe" cuando hubiera sido más acertado recordar que lo que probablemente no existe es el Gobierno...