Casi cuatro minutos

Publicado: 02/11/2023
Autor

Miguel Andréu

Miguel Andréu es comunicador y escritor. Actualmente, director de Andréu Comunicación

El Jueves

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La ovación que ha premiado el juramento a la Constitución de la Princesa de Asturias ha sido el mejor respaldo que, merecidamente, ha tenido la Corona...
La ovación que ha premiado el juramento a la Constitución de la Princesa de Asturias ha sido el mejor respaldo que, merecidamente, ha tenido la Corona en estos tiempos convulsos que estamos viviendo. La ausencia de los representantes de PNV, ERC, Bildu, Junts y BNG así como de Irene Montero, Ione Belarra (las amigachas) y Alberto Garzón (recuerden que los tres son ministros del gobierno) y determinados presidentes autonómicos, no ha enturbiado un ápice un día de júbilo para todos los españoles. Reconozco que algunos habrán tragado quina, pero es lo que hay.

Esas ausencias no pueden ser más absurdas, desde el punto de vista de que Su Alteza Real no ha ido a la Cámara Baja a reclamar algo ni a ordenar nada. Ni tan siquiera ha hecho uso de la palabra. Doña Leonor ha ido a hacer todo lo contrario: a ejercer el juramento de la Constitución ante la representación soberana del pueblo español. Por ello, los ausentes me temo que se consideran no representantes, a lo sumo de solo una pequeña y por tanto no representativa porción del global de la nación española. Error.

Tampoco me ha parecido adecuada la ausencia de los Reyes Eméritos: siguen siendo representantes de este país, en otra escala de responsabilidad o al menos en clave histórica, pero garantes del sistema monárquico con el que disfrutamos la mayoría de los españoles. No me sirve que solo acudan a la “fiesta familiar”. A pesar de ser una familia, entiendo que no es una “familia cualquiera al uso”. En el mismo saco meto, al menos, a doña Elena y doña Cristina de Borbón y a sus hijos, así como a las personas más directas de las ramas Ortiz y Rocasolano. Un momento de tanta importancia para doña Leonor creo que debería haber sido compartido por su familia. Y lo de la celebración familiar, que hubiera quedado más reservado cara a los medios de comunicación y por tanto a la opinión pública. Algunas veces se nos van las mejores…

Creo que Doña Leonor, al igual que muchos españoles, está sobradamente preparada, aún sin haber finalizado su formación, para desempeñar el cargo de digna heredera de su padre, al que deseo muchos años aún como el representante de este Reino. Pero además, aporta en este momento frescura y juventud, otros modos de entender y de mejor conocer y ser conocida en las y por las instituciones, así como ya goza del respaldo de gran parte de la juventud de este país. Ellos serán, y no nosotros, quienes juzguen sus obras y acciones, una vez que suceda a Su Majestad Don Felipe en el difícil empeño de representarnos a todos.

Quiera el destino que no le toque vivir a esta joven, que ahora empieza, tiempos tan convulsos como los que ahora estamos viviendo.

Enhorabuena, Alteza, porque en solo casi cuatro minutos, lo que ha durado la ovación que ha ratificado su juramento, ha dado un importante paso adelante en su vida y ha conseguido el merecido respaldo que este país le debe siempre a la Monarquía.

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