El Concurso sigue y sigue castigando al aficionado, al que paga y al que sufre las improvisaciones de un Patronato que reniega de animar y dar seriedad a un certamen que languidece por la falta de credibilidad de los que se supone deben impulsar la fiesta.
Si por un lado se fomenta la participación de los más jóvenes de la cantera con un Concurso previo, por otra parte, se alarga incomprensiblemente con un horario más propio de un concurso de verbena que lo que debiera ser el que se celebra en el Gran Teatro Falla.
Acabar una función casi con el Teatro vacío tras comenzar una hora después de lo previsto, es una apuesta firme de falta de previsión y de sensatez.
La función en sí deparó el mano a mano que proporcionó la comparsa de Tino Tovar y la de Juan Carlos Aragón. Dos grupos, que viendo tal y como se mostraron, son una clara apuesta para estar compitiendo con los mejores en la finalísima un año más.
Grandioso Tovar que en su nueva creación volvió a dejar patente que la pluma y la música pueden ser tan compaginables como divinas de deleitarse y disfrutar a la vez. Un deleite para los sentidos.
Aragón, menos estruendoso de lo habitual, llega con sones caribeños a sonar y a deleitar.
