El informe analiza el grado de comodidad que para el paciente ofrecen los sistemas sanitarios de los países de la UE, además de Islandia, Suiza, Noruega, Croacia, Albania y Macedonia.
Con 630 puntos de los 1.000 posibles, España se sitúa en el puesto 21, por detrás de Hungría, y muy lejos de Estados como Holanda –primero en la clasificación con 875 puntos–, Dinamarca (819), Islandia (811) o Austria (795).
“El sistema de salud público en España parece incapaz de desarrollar una estrategia para mejorar el acceso y la calidad de sus servicios, lo que explica el gran desarrollo del sector privado en los últimos años”, según explicó en un comunicado el director del estudio, Arne Björnberg.
“Se necesitan, cada vez más urgentemente, cambios drásticos que provoquen una mayor eficiencia y calidad”, aseguró Björnberg en referencia a la puntuación española, que pierde tres posiciones con respecto a sus resultados el año anterior.
Según los responsables del informe, parece que en España “todavía es necesario acudir a la sanidad privada si los pacientes buscan la excelencia”.
A pesar de que reconoce que el acceso a las medicinas es “bastante bueno”, recalca que España “puntúa bajo incluso en categorías fáciles de mejorar”, como el respeto a los derechos del paciente o la calidad de los servicios sanitarios online.
El Índice de Consumidores de la Sanidad Europea es una clasificación que se realiza todos los años y que evalúa los sistemas nacionales de Salud según los derechos del paciente, información, tiempos de espera para tratamientos comunes, resultados de la atención médica, generosidad del sistema, acceso a los medicamentos y la implantación de Internet en la sanidad.
Publicado por vez primera en 2005, el índice lo elabora el centro de análisis Health Consumer Powerhouse a partir de estadísticas oficiales y estudios independientes.
Según esta organización, el índice cuenta con el apoyo de la Dirección General para la Sociedad de la Información de la CE y la presidencia sueca de la UE.