La tercera y última función de la fase semifinal infantil comenzó con la chirigota chiclanera Los trisnina, un grupo de nueva creación formado por 20 pequeños
La tercera y última función de la fase semifinal infantil comenzó con la chirigota chiclanera Los trisnina, un grupo de nueva creación formado por 20 niñas y niños que se van rotando para presentar las piezas de su repertorio con una seguridad y una gracia que deja claro que el sentimiento chirigotero se lleva dentro y sale, aunque no haya experiencia previa. Un pasodoble de corte clásico, con un piano que acompañan con la señera bajada de cabeza y movimiento de mano de comparsista añejo pero en modo chirigotero. El resumen de este grupo es que ojalá sigan por este camino muchos años más porque se les augura una gran trayectoria.
La primera comparsa de esta sesión también llegó de Chiclana y tuvo en las bambalinas un apoyo muy especial, los compañeros de la chirigota anterior. ¡Vaya cacao de comparsa! Está inspirada en el personaje de Willy Wonka, pero son chocolateras para Cádiz, ya que ellas ponen el cacao y le piden a Cádiz que le pongan la taza. Un repertorio pensado para que las niñas y niños lo canten sabiendo a que se refieren sus letras, que defienden con muchas ganas, lo que hace que el grupo vaya tranquilizándose a medida que va transcurriendo el repertorio, pese otra vez al excesivo griterío del público que en ocasiones impide que comiencen a cantar una vez preparadas.
Le tocó el turno al primer cuarteto de la semifinal, el grupo del Club de Gimnasia Rítmica Kandela, volvió en esta edición con Había una vez. Una edición muy especial para ellas, ya que una de sus integrantes, Sofía Letrán, es la Pregonera Infantil del Carnaval 2024. Estas cuarteteras montan un circo muy gaditano con personajes muy gaditanos, que adaptan a su otra afición, la gimnasia rítmica, realizando algunos ejercicios a lo largo de la parodia, metidos en el tipo eso sí. Una parodia cargada de mensajes educativos y de reivindicación a los derechos de las niñas y niños. La tanda de cuplés además de ser cantada por estas niñas ha sido signada en un intento más de inclusión e integración.
La chirigota A las cuatro nos vemos en la Do representó en escena una selva con unos animales que deberían dar miedo pero que resultaban tan adorables que no se podía hacer otra cosa que dejarse llevar por ellos a su terreno. De nuevo hay que resaltar que las letras de su repertorio estaban adaptadas tanto a su edad como a su vocabulario, por lo que cuando cantaron el segundo pasodoble dedicado a los abuelos algunos de los animales se emocionaron. Tanda de cuplés con un estribillo muy al tipo. Estos animales son muy salvajes pero si les das a elegir se quedan con la caballa y el langostino y prefieren una bandeja de erizos o una caña de lomo antes que una gacela o un ñu. ¡No saben ná, estos bichos!
El último cuarteto de la fase, Papá, mamá, tenemos un problema, lo forman unos veteranos en la modalidad. Se nota desde el minuto uno la seguridad y la rapidez de reacción ante los pequeños inconvenientes del directo. Un grupo de astronautas que inician una expedición a la Luna en el desarrollo de la parodia, que engancha con el público que no para de reír con todos los puntos de la misma y con los improvisados por alguno de los componentes. Aprovechan uno de sus cuplés para contarle a su madre que le han quedado cuatro. En el tema libre no paran de meter temáticas locales entre la vida de un astronauta de expedición, maravillosas las cuartetas a Miguel Ángel Fuertes y el pregonero, Juan Manuel Braza Sheriff. Un grupo muy cohesionado que sigue creciendo, y no solo físicamente.
La última agrupación de la fase llegó desde Barbate. La comparsa Calle Febrero, un grupo de niñas y niños que representan justo eso, una pandilla de amigas y amigos que se dedican a jugar juntos en las calles. La agrupación tiene una dulzura cantando que no deja indiferente, da gusto escucharlos. El grupo se siente a gusto en las tablas y con las letras que llevan por lo que la felicidad que sienten se transmite al patio de butacas. En su calle la vida es un Carnaval. El público termina la actuación de pie y gritando, de forma muy eufórica a la agrupación, que se queda sobre el escenario recibiendo la ovación.