El Obispado de Cádiz y Ceuta ha cumplido con el compromiso adquirido con el el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y ha iniciado formalmente las obras de rehabilitación de las cubiertas de la Catedral Vieja, actual Parroquia de Santa Cruz, con una ayuda de 230.979,01 euros, el 75% del total del presupuesto inicial, con cargo al programa 1,5% Cultural, sobre el coste total de 323.550,43, y un plazo de ejecución de seis meses.
Este miércoles, dos días antes del plazo límite, la ecónoma, Carmen Lobato, y los responsables de la dirección y ejecución de los trabajos, Fernando Mejías y Manuel Ballester, firmaron el acta de replanteo con Isabel Manzano, representante de Construcciones Francisco Manzano.
Antonio Sánchez Casas, arquitecto del Obispado, celebra la rúbrica que pone fin a un proceso administrativo complejo, ralentizado, en un primer momento, por el atasco burocrático a consecuencia de la pandemia, y que obligó, posteriormente, a pedir prórroga al Gobierno central tras declararse desierta la licitación y llevar a cabo modificaciones en el contrato.
“El encarecimiento de los suministros ha pasado factura”, reconoce Sánchez Casas. Pero ahora, salvo por la lluvia propia del otoño, que puede hacer perder jornadas de trabajo, todo debe ir rodado.
“La empresa hará acopio de materiales e instalará las estructuras auxiliares”, explica el arquitecto diocesano que, si bien no se aventura a dar una fecha concreta sobre cuándo se colocará el andamiaje, calcula que será la próxima semana o la otra.
Cuestionado respecto a si los trabajos que se van a llevar a cabo afectarán a la actividad propia de la Catedral Vieja, asegura que, en principio, no lo harán. “Solo se clausurarán las estancias que dan al Campo del Sur, donde se reparará un forjado y conforme se vayan avanzando en las tareas previstas, se verá”, aunque remarca que, en cualquier caso, la idea es que cualquier cierre sea parcial.
El objetivo es proceder a la impermeabilización para evitar filtraciones de agua, pero también recuperar los materiales cerámicos de cubrición para dotar nuevamente del esplendor original a la que fuera el primer templo cristiano de la ciudad, mandado a construir en el siglo XIII por Alfonso X el Sabio en el centro del núcleo urbano medieval, el actual barrio del Pópulo, sobre el solar de la antigua mezquita mayor musulmana.