El tiempo en: Barbate
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Dos años

Están hoy los rondeños mejor que hace dos años? ¿Es hoy Ronda una ciudad mejor que hace dos años? ¿Hay en Ronda más oportunidades de empleo que hace dos años? Podrían hacerse otras muchas preguntas, pero quizá estas puedan servir como esenciales hoy que se han cumplido dos años desde que se configur

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai

Están hoy los rondeños mejor que hace dos años? ¿Es hoy Ronda una ciudad mejor que hace dos años? ¿Hay en Ronda más oportunidades de empleo que hace dos años? Podrían hacerse otras muchas preguntas, pero quizá estas puedan servir como esenciales hoy que se han cumplido dos años desde que se configuró la actual corporación municipal.


Lo fácil para quien firma sería decir lo que dicen aquellos que gobiernan: todo eso deben responderlo los ciudadanos. O quizá caer en la autocomplacencia de quienes nos gobiernan, con aquello de “se ha hecho lo que se ha podido”. Sin embargo, soy de los que opinan que la autocrítica es ahora más necesaria que nunca. Y por ello opino que no vale lo de las herencias o las crisis. Y añado que no; que no creo que Ronda sea una ciudad mejor para sus ciudadanos, por muchos motivos que intentaré explicar.


No me detendré en otras preguntas, porque esas son las que deberían hacerse y, de hecho, se hacen los ciudadanos, felizmente para ellos alejados de la podredumbre de ciertos políticos a quienes se podrían achacar, además de los errores en la gestión o su falta de ideas, las venganzas personales con que se inició la legislatura. De esos bajos y sucios fondos de nuestros sólo hablamos, por suerte, unos pocos. Pero podridos están esos fondos, que haberlos haylos.
Por lo demás. Los rondeños han visto a un Gobierno enfrentado continuamente a la gente, y ya no sólo a quienes presuponían sus enemigos, sino a buena parte de sus ciudadanos. Y creo que enfrentarse a la gente ya no es subir impuestos o tasas, o discriminar a determinados colectivos. Enfrentarse a la gente es que los pasillos del Ayuntamiento se hayan vaciado porque allí hay pocas respuestas. La herencia y la crisis han estado tras cada contestación; han faltado subvenciones, sí, pero han faltado soluciones; han faltado ediles dispuestos a atender algo que estuviera más allá que todos y cada uno de los planes de ajuste que se han previsto, y para los que sí ha habido diligencia. Los ciudadanos habrán comprobado que, como en Europa, se equivocan aquellos a quienes sólo les ha obsesionado el ahorro.


Y en esas han pasado dos años. Y nuestros políticos no son tontos. La propia Isabel Barriga decía a este que firma que ahora ya sí hay que tomar las riendas del Gobierno, que ahora ya sí hay que marcar el camino, casi que dejando entrever todo lo que no se ha hecho hasta ahora. Esta semana pude entrevistar también a la alcaldesa; no deja de ser una gran oradora, pero en su entrevista, que publicamos en este número de RONDA SEMANAL, hubo demasiadas justificaciones. “Espero que nos veamos más a menudo”, le dije al despedirme. Lo espero de verdad. Porque los ciudadanos agradecen los ejercicios de verdadera democracia por parte de sus políticos. Y la prensa, con sus muchos errores y sus pocos aciertos, sigue siendo necesaria para esa herida democracia.
¿La oposición? Eché de menos la continuidad de algunas de esas caras de las que están en la foto que ilustra esta reflexión. Lo escribo tal y como lo pienso. Hubiéramos ganado en debate político. El Gobierno hubiera tenido que hacer muchos más esfuerzos.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN