Para los voluntarios de la asociación GEA, los habitantes del Almendral a través de la Asociación de Vecinos ‘Entre Cantones’ o los alumnos de varios centros educativos no es el primer verano que, a golpe de riego con garrafa de agua, acometen la tarea de ofrecer una oportunidad de sobrevivir a las plantas de especies autóctonas forestadas en meses anteriores. Y gracias a ello, las superficies desarboladas de ambas vertientes del cerro de Santa Catalina, en las que llevan trabajando desde hace años, albergan un mayor número de retamas, encinas, coscojas, almendros silvestres y otras especies de nuestra vegetación.
Pero este verano, con la ayuda del Ayuntamiento por la instalación de una toma de agua en una de las zonas de plantación y de la Delegación Territorial de Medio Ambiente facilitando el trabajo de los escolares, el esfuerzo de acarrear garrafas de agua en las pendientes se ha incrementado y numerosas docenas de plantas que ya se habrían secado, tiene más probabilidades de incrementar la precaria biodiversidad.
Estas actuaciones, loables en sí mismas, arrancan de una actitud personal de compromiso social que es lo realmente importante y fundamental para poder salir de situaciones difíciles. El grado de fortaleza y desarrollo de una sociedad no se mide por la capacidad de sus administraciones ni la complejidad de sus normas sino por el nivel de implicación de la ciudadanía en el bien común, en contribuir a alcanzar lo que es bueno para la mayoría.
Esto es lo más valioso que hay detrás de cada garrafa de agua acarreada, la voluntad de aportar el esfuerzo personal para alcanzar objetivos positivos para todos. Tal vez desde el nivel político se pueda caer en la tentación de desincentivar esta postura, porque una persona socialmente comprometida es más exigente y difícil de manejar, pero sin duda el asociacionismo responsable, activo y libre de vasallajes es un motor potente que podría desempeñar un papel crucial en nuestro Jaén, amodorrado por tanta sangría. Prueba de ello es el dinamismo que se vive en el barrio del Almendral.
Bienvenido el esfuerzo altruista por el bien común de estas asociaciones mencionadas y otras muchas más que actúan en Jaén, la mayoría de las veces de forma callada, sin poses ni alharacas, pero efectiva y en ocasiones, como última oportunidad frente a situaciones problemáticas. Que sirva de estímulo general y que se revierta la inercia de disolución que hemos visto con la sucesiva desaparición de asociaciones emblemáticas.