Halloween se ha incorporado a nuestro festival laico con la misma naturalidad que las primeras comuniones civiles
Halloween se ha incorporado a nuestro festival laico con la misma naturalidad que las primeras comuniones civiles. La chanza de truco y tratos con la muerte este 2020 tiene poca gracia. La parca se está empleando llorona en el transcurso de la pandemia. Desde Atapuerca con la friolera de 800.000 octubres contabilizados a estrato, tenemos fichado al Homo Antecesor que ya organizaba enterramientos con rituales fúnebres. Aquí seguimos con la tradición de acercarnos con flores al camposanto o al columbario para rezar un responso. Con la pandemia lo tendremos que hacer por turnos. Para el día de Todos los Santos , han estado vivos los de Parcemasa, amplían el horario, proveen de atención psicológica e incluso facilitan 5.000 viajes de bus gratis con la EMT. Nos advierten de las limitaciones de aforo a partir del día 24. A razón de 2.500 personas en San Miguel, 70 en Churriana, 50 en Olías y otros 50 familiares de cupo en la Pirámide de San Rafael, sin que se me olviden las 70 plazas de duelo en El Palo. Un trago luctuoso de calabazas con la vida. Nos preparamos para el invierno lentos y atolondrados, algo zombis con la sorpresa de que en turismo hemos retrocedido 25 años, de momento. Nos queda la esperanza de que tener mucho margen de mejora y podemos hacer de las tripas y ausencias todo corazón, se lo debemos a los que nos han dejado y a los que vienen detrás.