Más allá del efecto policial, la Guardia Civil se muestra “preocupada” por el efecto que pueden tener en los jóvenes el estilo de vida de los narcotraficantes. Coches de alta gama, dinero, acceso a las nuevas tecnologías con teléfonos móviles de última generación y pantallas de plasma que no cabrían en el salón de la mayoría de los trabajadores con hipoteca para pagar su casa. “Los jóvenes ven en estas personas un modo de vida ejemplar”, sostiene el comandante Martín, jefe de la Policía Judicial que ha coordinado la operación Q7 en Sanlúcar.

Con estos condicionantes, la sociedad no contribuye mucho a rechazar esta práctica sino todo lo contrario. Así, el comandante Martín recuerda la existencia de una conocida serie de televisión que cosechó el pasado año un importante éxito de audiencia y que basaba su argumento en la vida del narcotraficante, los riesgos pero también los lujos. “Esta serie casi caza a estos jóvenes que no tienen la personalidad muy hecha”. Por eso este tipo de operaciones, que actúan desde la base hasta la cúspide de la organización, desmantelando su infraestructura y arrebatándole sus ansiadas posesiones, suponen un punto de inflexión en ese camino.


CONSECUENCIAS


El mensaje de los efectivos de seguridad que se encargan de desmantelar estas organizaciones es claro: “esta es la contrapartida, lo que puede suponer para él y los suyos tener ese modo de vida”.