Un problema de ovarios parece que es la causa que ha impedido a la lince Azahar reproducirse en cautividad
El trabajo que se está haciendo en estos días es experimental y novedoso en el mundo
Las ecografías dejan en evidencia que padece algún tipo de fibrosis en los ovarios
Dos de las tras hembras han sido tratadas estos días con hormonas para intentar que se reproduzcan
Los linces ibéricos que se encuentran en el Zoobotánico de Jerez formando parte del programa de cría en cautividad que desarrollan Ministerio y Junta de Andalucía, pueden jugar un papel destacado en este largo proceso, pese a no haber conseguido reproducirse.
Lo que parece en principio una contradicción -ser protagonista de un proyecto de reproducción sin haber conseguido traer una sola cría al mundo- no lo es en absoluto, y se explica desde el momento en el que esas circunstancias van a permitir averiguar datos importantes sobre la biología de la especie que eran, hasta ahora, desconocidos.
En El Acebuche (en Doñana) y en La Aliseda (en Jaén), las parejas han conseguido reproducirse sin problemas estos últimos cuatro años y, por tanto, no se ha ido mucho más allá en la investigación del comportamiento reproductivo de esta especie.
En Jerez, la hembra Azahar, pese a copular dos años consecutivos, no ha conseguido gestar y la otra hembra, Biznaga, no ha llegado a salir a celo pese a estar en la edad. A ellas, como ya se ha explicado desde estas mismas páginas, se ha sumado otra hembra, Artemisa, llegada de Doñana, que rechaza a los machos.
Pues bien, para averiguar qué es lo que ha pasado con las tres, el programa de cría en cautividad ha contado estos días -son colaboradores estrechos desde el principio- con tres expertos en la biología del lince (no el ibérico, sino el boreal, pero ‘primo hermano’ del nuestro) que pertenecen al Instituto de Investigación de la Vida Silvestre (IZW) de Berlín, considerados internacionalmente las máximas autoridades en la materia.
Katarina Jewgenow, Frank Göritz y Thomas Hildebrant, han pasado tres días entre Jerez y La Aliseda y, en este tiempo, han tenido oportunidad de ecografiar y realizar varias pruebas a las tres hembras del Zoobotánico de Jerez.
Su trabajo y el del equipo técnico del Zoo, va a permitir encontrar respuestas a por qué estas tres hembras siguen sin ser madres y, lo que es mucho más importante, dar con las soluciones para resolver el problema.
Y, tras las primeras exploraciones, ya hay algunas conclusiones provisionales que apuntan causas y algunas medidas que intentan la solución.
De momento, son provisionales, pero las conclusiones de su estudio las remitirán desde Berlín en cuanto las tengan terminadas.
Íñigo Sánchez, biólogo conservador del Zoobotánico, avanzó ayer a este periódico que desde el punto de vista reproductor “no ha habido mucha suerte”.
El Zoo pretendía, en principio, tratar con hormonas a las tres hembras y provocarles el celo para intentar tener cachorros en lo que resta de temporada de cría, y esa pretensión se va a retrasar.
Era previsible, señala Íñigo Sánchez, que una de las hembras, Azahar, que había copulado más de cuarenta veces con el macho Fran, tuviera en su interior lo que técnicamente se llaman cuerpos lúteos, que son órganos que se forman en el ovario a partir de un folículo tras la ovulación, y que son los responsables de la síntesis de progesterona, hormona de las hembras que preparan el útero para el embarazo. Pues bien, además de Azahar, se han localizado cuerpos lúteos en Biznaga y Artemisa.
El quid de la cuestión está en que antes de salir a celo de nuevo hay que eliminar (de manera natural o provocada) esos cuerpos lúteos y este tratamiento es previo a cualquier otro para inducir el celo. Al tener las hembras cuerpos lúteos hay que tratar a todas ellas de esta forma con lo que se retrasa bastante el segundo tratamiento y la posibilidad de que sean madres.
Este hecho, que Biznaga y Artemisa tengan en su interior estos órganos es ya de por sí una novedad interesante, dado que, como señaló Íñigo Sánchez, se suponía que en felinos era necesaria para que se produjese la ovulación la cópula con el macho, dado que la fricción física que se produce en los órganos sexuales de la hembra es la que desencadenaba el proceso. Del mismo modo, explicó igualmente Íñigo Sánchez, cuando no estaban con macho alguno se pensaba que no era posible que se generasen cuerpos lúteos.
Esta idea ha quedado en entredicho con Biznaga y Artemisa porque ambas, sin haber copulado con macho alguno, tienen en su interior dicho ‘elemento’.
La única explicación es que se hayan estimulado sexualmente por la presencia de un macho cerca y sin tener contacto físico hayan ovulado, lo que no es habitual.
Los técnicos podían tener dudas de que hubiese habido o no relaciones sexuales con Fran, porque las cámaras de televisión de circuito cerrado no cubren el 100% de la instalación en la que han estado (algo por otro lado difícil, porque cuando copulan no lo hacen sólo una vez, sino muchas y en lugares diferentes), pero con Artemisa se tenía la completa seguridad de que no había copulado en ningún momento. Tanto en Doñana como en Jerez, Artemisa ha estado sometida a estrecha vigilancia, porque su comportamiento con los machos era problemático (con posibilidad de agresión), por lo que se tiene la certeza de que no ha copulado.
Así pues, estas circunstancias han impedido hacerles, como ya se ha dicho, el tratamiento más inmediato para que salieran a celo y sí el otro, el que busca la eliminación de los cuerpos lúteos, que hay que aplicarlo durante tres días.
El desconocimiento que hay aún sobre la biología del lince ibérico lleva a que no se sepa en estos momentos el resultado definitivo del tratamiento y, tampoco, cuanto tiempo van a tardar en disolverse los cuerpos lúteos, por lo que la experiencia va a servir para seguir avanzando en el conocimiento de la especie.
De momento, pasadas las primeras 48 horas desde que fueron tratadas (el viernes), y capturadas de nuevo Biznaga y Artemisa han vuelto a ser exploradas y se ha comprobado que el tratamiento puesto parece que ha empezado a dar resultado y se está iniciando la disolución de esos elementos. Lo que sucede es que no se sabe el tiempo que tardarán en desaparecer, que puede variar de pocos días a una semana o algo más.
Lo que se ha hecho y se seguirá haciendo todos estos días es tomar muestras de orina que permitan ver los perfiles hormonales.
Todo este proceso es, subrayaba Íñigo Sánchez, “algo experimental”, lo que sin duda contribuirá al conocimiento más en profundidad del lince ibérico, de ahí la importante contribución al programa de cría a la que se ha hecho referencia al principio.
Lo que se sabe, de momento, es que si no se actúa sobre ellos -ésta es la primera vez que se hace con linces- los cuerpos lúteos permanecen en el cuerpo de la hembra durante todo un año, hasta la temporada de cría del siguiente, impidiéndole la reproducción al elevarle los niveles hormonales y no permitirle el celo.
La idea del equipo que está realizando esta experiencia es que si los cuerpos lúteos se disuelven, como deben hacerlo en estos días, aún de primavera, las dos hembras referidas Biznaga y Artemisa, vuelvan a salir de manera natural a celo e intentar, por segunda vez esta misma temporada, que se emparejen con Fran (u otro lince) y se reproduzcan.
El trabajo es pues, a partir de este momento, seguir tomando muestras de sangre y orina de ambas hembras de lince para ver sus niveles de hormonas. Los técnicos alemanes han tomado muestras estos días que han arrojado un valor concreto hormonal que permite tenerlo como referencia para saber la evolución del animal y deducir si ha desaparecido o no el cuerpo lúteo.
Para ello se van a seguir utilizando las chinches americanas con las que se obtiene, de manera no invasiva, sangre de las linces para proceder a su análisis.
El segundo medio de saberlo es por el comportamiento. Sobra decir que si dan muestras de celo es señal inequívoca de la desaparición de los cuerpos lúteos.
El problema de azahar
Si Biznaga y Artemisa pueden llegar a ser madres esta temporada en un segundo intento, Azahar está completamente descartada.
La exploración llevada a cabo a esta hembra, tal y como explicó Íñigo Sánchez, ha determinado, en primer lugar, que tenía hasta siete cuerpos lúteos en su interior, y, en segundo lugar, que tiene un problema en los ovarios que ha impedido que quede preñada.
Azahar parece tener algún tipo de fibrosis en los tejidos de los ovarios que debe estar influyendo en el hecho de que pese a copular y crear los cuerpos lúteos no termine embarazada.
Los expertos alemanes sospechan que este problema pudo tenerlo ya el año pasado, cuando también fue ecografiada, pero que no quedó reflejado en las ecografías que se le practicaron y sí en estas. Esa patología en ovarios puede explicar la ausencia de fecundación.
Íñigo Sánchez, advirtiendo que todo hay que tomarlo como “hipótesis”, porque es muy pronto para sacar conclusiones, dijo que se podría hablar de que ese problema puede ser una secuela de un accidente que tuvo esta hembra, que le afectó a la columna, antes de formar parte del programa de cría en cautividad.
Con esta hembra se ha decidido ser prudentes y, al detectar ese problema no suficientemente determinado aún, se ha decidido no manipularla con ningún tratamiento hasta tener certeza de lo que le sucede.
Se le va a dejar ‘tranquila’ y se esperará hasta el año que viene a ver qué sucede, permitiendo que en 2010 tenga relaciones con otro macho para ver si con él queda preñada. El biólogo conservador del Zoo subrayó, llegado este punto, que frente a la tristeza que provoca saber que Azahar no va a poder intentar ser madre este año, se contrapone el hecho de que va a permitir avanzar en el escaso conocimiento de la fisiología reproductora del lince ibérico.
Los expertos alemanes se han comprometido a seguir colaborando con el programa de cría y a regresar de nuevo a Jerez para seguir con los estudios en marcha, lo que no ha quedado definido aún es la fecha en la que se producirá la nueva visita que el año que viene podría ser antes del inicio de la temporada de cría.
Uno de los hechos más importantes de todos es que ni con linces ibéricos, ni con los linces boreales se había probado hasta ahora ningún método de reproducción asistida, por lo que todo lo que se está haciendo en el Zoobotánico de Jerez en estos días es absolutamente novedoso.
“Es cuestión de paciencia, ya llegaremos a conseguir la reproducción” en el Zoobotánico de Jerez, matizó Íñigo Sánchez.
Lo que parece en principio una contradicción -ser protagonista de un proyecto de reproducción sin haber conseguido traer una sola cría al mundo- no lo es en absoluto, y se explica desde el momento en el que esas circunstancias van a permitir averiguar datos importantes sobre la biología de la especie que eran, hasta ahora, desconocidos.
En El Acebuche (en Doñana) y en La Aliseda (en Jaén), las parejas han conseguido reproducirse sin problemas estos últimos cuatro años y, por tanto, no se ha ido mucho más allá en la investigación del comportamiento reproductivo de esta especie.
En Jerez, la hembra Azahar, pese a copular dos años consecutivos, no ha conseguido gestar y la otra hembra, Biznaga, no ha llegado a salir a celo pese a estar en la edad. A ellas, como ya se ha explicado desde estas mismas páginas, se ha sumado otra hembra, Artemisa, llegada de Doñana, que rechaza a los machos.
Pues bien, para averiguar qué es lo que ha pasado con las tres, el programa de cría en cautividad ha contado estos días -son colaboradores estrechos desde el principio- con tres expertos en la biología del lince (no el ibérico, sino el boreal, pero ‘primo hermano’ del nuestro) que pertenecen al Instituto de Investigación de la Vida Silvestre (IZW) de Berlín, considerados internacionalmente las máximas autoridades en la materia.
Katarina Jewgenow, Frank Göritz y Thomas Hildebrant, han pasado tres días entre Jerez y La Aliseda y, en este tiempo, han tenido oportunidad de ecografiar y realizar varias pruebas a las tres hembras del Zoobotánico de Jerez.
Su trabajo y el del equipo técnico del Zoo, va a permitir encontrar respuestas a por qué estas tres hembras siguen sin ser madres y, lo que es mucho más importante, dar con las soluciones para resolver el problema.
Y, tras las primeras exploraciones, ya hay algunas conclusiones provisionales que apuntan causas y algunas medidas que intentan la solución.
De momento, son provisionales, pero las conclusiones de su estudio las remitirán desde Berlín en cuanto las tengan terminadas.
Íñigo Sánchez, biólogo conservador del Zoobotánico, avanzó ayer a este periódico que desde el punto de vista reproductor “no ha habido mucha suerte”.
El Zoo pretendía, en principio, tratar con hormonas a las tres hembras y provocarles el celo para intentar tener cachorros en lo que resta de temporada de cría, y esa pretensión se va a retrasar.
Era previsible, señala Íñigo Sánchez, que una de las hembras, Azahar, que había copulado más de cuarenta veces con el macho Fran, tuviera en su interior lo que técnicamente se llaman cuerpos lúteos, que son órganos que se forman en el ovario a partir de un folículo tras la ovulación, y que son los responsables de la síntesis de progesterona, hormona de las hembras que preparan el útero para el embarazo. Pues bien, además de Azahar, se han localizado cuerpos lúteos en Biznaga y Artemisa.
El quid de la cuestión está en que antes de salir a celo de nuevo hay que eliminar (de manera natural o provocada) esos cuerpos lúteos y este tratamiento es previo a cualquier otro para inducir el celo. Al tener las hembras cuerpos lúteos hay que tratar a todas ellas de esta forma con lo que se retrasa bastante el segundo tratamiento y la posibilidad de que sean madres.
Este hecho, que Biznaga y Artemisa tengan en su interior estos órganos es ya de por sí una novedad interesante, dado que, como señaló Íñigo Sánchez, se suponía que en felinos era necesaria para que se produjese la ovulación la cópula con el macho, dado que la fricción física que se produce en los órganos sexuales de la hembra es la que desencadenaba el proceso. Del mismo modo, explicó igualmente Íñigo Sánchez, cuando no estaban con macho alguno se pensaba que no era posible que se generasen cuerpos lúteos.
Esta idea ha quedado en entredicho con Biznaga y Artemisa porque ambas, sin haber copulado con macho alguno, tienen en su interior dicho ‘elemento’.
La única explicación es que se hayan estimulado sexualmente por la presencia de un macho cerca y sin tener contacto físico hayan ovulado, lo que no es habitual.
Los técnicos podían tener dudas de que hubiese habido o no relaciones sexuales con Fran, porque las cámaras de televisión de circuito cerrado no cubren el 100% de la instalación en la que han estado (algo por otro lado difícil, porque cuando copulan no lo hacen sólo una vez, sino muchas y en lugares diferentes), pero con Artemisa se tenía la completa seguridad de que no había copulado en ningún momento. Tanto en Doñana como en Jerez, Artemisa ha estado sometida a estrecha vigilancia, porque su comportamiento con los machos era problemático (con posibilidad de agresión), por lo que se tiene la certeza de que no ha copulado.
Así pues, estas circunstancias han impedido hacerles, como ya se ha dicho, el tratamiento más inmediato para que salieran a celo y sí el otro, el que busca la eliminación de los cuerpos lúteos, que hay que aplicarlo durante tres días.
El desconocimiento que hay aún sobre la biología del lince ibérico lleva a que no se sepa en estos momentos el resultado definitivo del tratamiento y, tampoco, cuanto tiempo van a tardar en disolverse los cuerpos lúteos, por lo que la experiencia va a servir para seguir avanzando en el conocimiento de la especie.
De momento, pasadas las primeras 48 horas desde que fueron tratadas (el viernes), y capturadas de nuevo Biznaga y Artemisa han vuelto a ser exploradas y se ha comprobado que el tratamiento puesto parece que ha empezado a dar resultado y se está iniciando la disolución de esos elementos. Lo que sucede es que no se sabe el tiempo que tardarán en desaparecer, que puede variar de pocos días a una semana o algo más.
Lo que se ha hecho y se seguirá haciendo todos estos días es tomar muestras de orina que permitan ver los perfiles hormonales.
Todo este proceso es, subrayaba Íñigo Sánchez, “algo experimental”, lo que sin duda contribuirá al conocimiento más en profundidad del lince ibérico, de ahí la importante contribución al programa de cría a la que se ha hecho referencia al principio.
Lo que se sabe, de momento, es que si no se actúa sobre ellos -ésta es la primera vez que se hace con linces- los cuerpos lúteos permanecen en el cuerpo de la hembra durante todo un año, hasta la temporada de cría del siguiente, impidiéndole la reproducción al elevarle los niveles hormonales y no permitirle el celo.
La idea del equipo que está realizando esta experiencia es que si los cuerpos lúteos se disuelven, como deben hacerlo en estos días, aún de primavera, las dos hembras referidas Biznaga y Artemisa, vuelvan a salir de manera natural a celo e intentar, por segunda vez esta misma temporada, que se emparejen con Fran (u otro lince) y se reproduzcan.
El trabajo es pues, a partir de este momento, seguir tomando muestras de sangre y orina de ambas hembras de lince para ver sus niveles de hormonas. Los técnicos alemanes han tomado muestras estos días que han arrojado un valor concreto hormonal que permite tenerlo como referencia para saber la evolución del animal y deducir si ha desaparecido o no el cuerpo lúteo.
Para ello se van a seguir utilizando las chinches americanas con las que se obtiene, de manera no invasiva, sangre de las linces para proceder a su análisis.
El segundo medio de saberlo es por el comportamiento. Sobra decir que si dan muestras de celo es señal inequívoca de la desaparición de los cuerpos lúteos.
El problema de azahar
Si Biznaga y Artemisa pueden llegar a ser madres esta temporada en un segundo intento, Azahar está completamente descartada.
La exploración llevada a cabo a esta hembra, tal y como explicó Íñigo Sánchez, ha determinado, en primer lugar, que tenía hasta siete cuerpos lúteos en su interior, y, en segundo lugar, que tiene un problema en los ovarios que ha impedido que quede preñada.
Azahar parece tener algún tipo de fibrosis en los tejidos de los ovarios que debe estar influyendo en el hecho de que pese a copular y crear los cuerpos lúteos no termine embarazada.
Los expertos alemanes sospechan que este problema pudo tenerlo ya el año pasado, cuando también fue ecografiada, pero que no quedó reflejado en las ecografías que se le practicaron y sí en estas. Esa patología en ovarios puede explicar la ausencia de fecundación.
Íñigo Sánchez, advirtiendo que todo hay que tomarlo como “hipótesis”, porque es muy pronto para sacar conclusiones, dijo que se podría hablar de que ese problema puede ser una secuela de un accidente que tuvo esta hembra, que le afectó a la columna, antes de formar parte del programa de cría en cautividad.
Con esta hembra se ha decidido ser prudentes y, al detectar ese problema no suficientemente determinado aún, se ha decidido no manipularla con ningún tratamiento hasta tener certeza de lo que le sucede.
Se le va a dejar ‘tranquila’ y se esperará hasta el año que viene a ver qué sucede, permitiendo que en 2010 tenga relaciones con otro macho para ver si con él queda preñada. El biólogo conservador del Zoo subrayó, llegado este punto, que frente a la tristeza que provoca saber que Azahar no va a poder intentar ser madre este año, se contrapone el hecho de que va a permitir avanzar en el escaso conocimiento de la fisiología reproductora del lince ibérico.
Los expertos alemanes se han comprometido a seguir colaborando con el programa de cría y a regresar de nuevo a Jerez para seguir con los estudios en marcha, lo que no ha quedado definido aún es la fecha en la que se producirá la nueva visita que el año que viene podría ser antes del inicio de la temporada de cría.
Uno de los hechos más importantes de todos es que ni con linces ibéricos, ni con los linces boreales se había probado hasta ahora ningún método de reproducción asistida, por lo que todo lo que se está haciendo en el Zoobotánico de Jerez en estos días es absolutamente novedoso.
“Es cuestión de paciencia, ya llegaremos a conseguir la reproducción” en el Zoobotánico de Jerez, matizó Íñigo Sánchez.
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