Coincidiendo con la celebración del Festival de Jerez, la Asamblea de Jerez por la Vivienda ha vuelto a alzar la voz, en esta ocasión, reeditando una acción similar a la de meses atrás con carteles de "se vende", salvo que en esta ocasión
los monumentos elegidos han sido los dedicados a figuras vinculadas con el flamenco.
En este sentido, en la noche de este domingo
colocaron en diversas estatuas flamencas de la ciudad el cartel de “SE VENDE. García Pelayo soluciones inmobiliarias”, "al estilo de aquellas señales fluorescentes que hace ya más de dos décadas colgaban de balcones y ventanas de casas en venta y que ahora podrían ser la imagen de cualquier web inmobiliaria", exponen desde el colectivo.
Con esta denuncia, e
l colectivo quiere llamar la atención sobre "el riesgo que supone poner nuestras expresiones culturales en manos de la rentabilidad turístico-económica, poniendo en serio peligro la identidad cultural de nuestro pueblo, sometido a unas constantes políticas de control y expulsión".
Desde Jerez por la Vivienda afirman que “hace unos meses esta relación se hizo más que patente con lo vivido en el periodo de zambombas, que ha hecho que nos cuestionemos ya no sólo el efecto que tiene el turismo sobre la convivencia vecinal, sino también las consecuencias sobre la zambomba misma”.
Pese a admitir que el Ayuntamiento trabaja en una Ordenanza con medidas que ayuden a proteger la zambomba como bien patrimonial de nuestra ciudad, desde el colectivo responden que “la experiencia nos hace temer que toda normativa impulsada desde el Gobierno Municipal favorecerá la reproducción de un modo de celebrar que aleja a la población de su identidad cultural en favor de convertir estas expresiones en atractivo turístico y motor económico de una parte muy limitada de la ciudad, con una visión muy cortoplacista y exclusiva de la economía”.
A este respecto, desde
Jerez por la Vivienda señalan que esta acción "no es un atentado contra el Festival Flamenco, sino más bien al contrario: El flamenco en nuestra ciudad está ligado a unas formas de vida que están en riesgo de desaparición: las casas de vecinos, sus patios, sus calles, los barrios que las albergaban, las formas de relacionarnos, la transmisión oral de saberes, el festejar en comunidad… todo eso ha posibilitado que el flamenco viva en nuestro pueblo de la manera en que lo hace y que, te guste o no el flamenco, nuestras vidas se vean atravesadas por estas expresiones culturales”.
Por ello, “todas las políticas urbanas y en materia de vivienda que se llevan a cabo actualmente no sólo afectan a una cuestión habitacional, sino que atentan contra todo aquello que vertebra nuestras vidas. Y en el caso del Festival Flamenco se da la paradoja de que quiere mostrar una parte de nuestra identidad a la que está asfixiando el gobierno local de María José García Pelayo con sus políticas de vivienda, haciendo de la ciudad un escaparate abandonado, expulsando a las vecinas y vecinos de sus casas y de sus barrios, de aquellos barrios en los que el flamenco ha sobrevivido”.