Desde su primera incursión en el Carnaval de Cádiz en 1994 hasta hoy, José Manuel Cardoso Romero ha construido una trayectoria sólida y versátil, pasando por comparsas infantiles, juveniles y adultos, e incluso colaborando en agrupaciones finalistas. Sin embargo, en los últimos años, su apuesta más destacada ha sido el coro de Barbate, una formación que, con esfuerzo y dedicación, ha conseguido hacerse un hueco en el COAC.
En su cuarta participación en el concurso, el coro barbateño ha llegado al Gran Teatro Falla con una propuesta menos costumbrista que las anteriores y tan original como ambiciosa: La fábrica de... chocolate. En su local de ensayo mantuvimos una charla más que amena…
“El coro comenzó a ponerse en práctica en septiembre de 2021 para participar en el COAC de 2022 que se celebró en verano”, rememora Cardoso para aclarar, eso sí, que “el embrión del coro, la idea llevaba mucho tiempo rondándome en la cabeza”.
Cardoso quiere puntualizar un dato, y es que “no es el primer coro (de la localidad)… en Barbate hubo un coro de la Asociación de las Amas de Casa del Carmen, creo que a finales de la década de los 90 del siglo pasado… un año copiaron todo un coro de Cádiz y otro que iban creo que azafatas y pilotos… algo así… Pero sí, coro como tal que fuera al Teatro Falla, ha sido el nuestro… pero Luismi Rossi también comenta que existe documentación de un coro datado en los años 30 o algo así, del que no tengo mucha constancia”.
En cuanto a la evolución del Coro, la misma “ha estado marcada por la propia competición del concurso de Cádiz. El primer año era un hito histórico. Sabíamos que íbamos a hacer historia en Barbate y en Cádiz también porque allí tienen mucho en cuenta a nuestro pueblo y hablamos de la modalidad reina, la más genuina del Carnaval y que ésta contase con un coro de Barbate… sabía y tenía la intuición de que iba a caer bien”.
“Una vez que llegas, cae bien y además para los críticos estaba bien fundamentado, de lo que se trata de ir apretando y ajustando tuercas para afinar mejor”, añade Cardoso.
“Este año, como se han tenido que cambiar piezas, con gente que se ha ido y otras que han entrado, hemos vuelto a un punto en el que, como al principio, hay que ajustar tuercas. Aún así, creo que tiene todavía mucho margen de evolución en cuanto al sonido”.
En este sentido, “en cuanto al tema social, siempre hemos ido buscando gente que aporte al coro, pero claro, la convivencia siempre genera algunos roces, todos sin importancia, y algunos contratiempos personales y profesionales que conllevan cambios. Pero ahora estamos en un buen momento para seguir evolucionado y mejorando para una etapa de unos tres o cuatro años, cuando seguramente habrá otra etapa”.
No en vano “hablamos de una media de unas cincuenta personas, de los que en el Falla normalmente cantan 45 y cinco se deben quedar fuera, y todo el mundo quiere cantar aunque si te soy sincero, la gente lo acepta bien”.
“El coro se ha nutrido de gente que eran cabecillas de sus agrupaciones, eso supone perder un poco la vitola de protagonista en el buen sentido de la palabra. Aquí todo el mundo es uno más del coro y los egos se deben dejar a un lado. De eso se trata el coro que es un grupo de gente que canta en distintos tonos pero al mismo son”, explica.
“Claro, hablamos de gente que lideraba chirigotas, comparsas, cuartetos, y que tras varios años pues han dado un paso atrás para retomar proyectos propios y hacer su carnaval, que eso no quiere decir que no vuelvan”, aunque resulta curioso que “quizás los autores que hemos tenido más agrupaciones somos los que más nos peleamos pero al mismo tiempo somos los que más aguantamos porque al final acabamos entendiéndonos”.
Una tarea hercúlea
“Crear un coro es algo complicadísimo”, señala, “pero la ilusión te hace un inconsciente y esa ignorancia se queda a través al tiempo que te genera una valentía que te lanza para meterte en un proyecto que si yo ahora tuviera que volver a hacerlo, quizás no lo haría. Y es que ya conozco lo que es el coro, lo que supone, el trabajo que conlleva, el sacrificio… cosas que ignoraba al principio. Lo mismo me ocurrió cuando con 18 años me puse a crear la comparsa. Si llego a saber la energía que consume, lo mismo no lo hubiera hecho… pero ya una vez metido, pues a seguir”.
Ante esa complejidad, “mi idea llevaba incluso un plan ‘B’ más sencillo, un recurso por si no salía bien por lo menos ir a cantar al Falla… pero las cosas fueron saliendo bien. Y es que al principio decía, a ver qué hago para meter una voz de segunda… pero lo explicaba y lo cogían al instante. Igual que el bajo. A ver, yo sé lo que era un coro porque me encanta el Carnaval, pero no tenía un método…”.
A pesar de adentrarse en un terreno desconocido en parte, “sé que un coro canta con una voz de tenor, una de segunda y una voz de bajo. Son tres voces distintas, que es un acorde al final. Igual que una comparsa canta con una voz de tenor, una voz por arriba, que es un contra alto u octavilla, y una voz por abajo que es de segunda. Eso sí, en el coro se complica porque no lleva percusión, por lo menos en sus partes más comunes como los tangos y cuplés. Y todos sabemos que la percusión de arregla el sonido, el compás… el brillo del platillo da más agudeza al grupo y el bombo nos da los graves”.
“Pero bueno, me puse y busqué una voz madre que es el tenor. La melodía con la que saca el tango que lo hace Manuel Varo. Me llevo esa melodía a una voz de hombre. La de la mujer la pongo por arriba, la octavilla. Y luego en el tenor veo que hay gente que no llega a esos tonos altos y le pongo una voz de segunda. Ya son tres veces y el bajo hay veces que coincide con la voz de arriba y otras que no… y claro, suena del carajo, pero es ensayo y error”, resalta para añadir que “el primer año lo hice tal y como salía, ahora ya me trabajo todas las voces en mi casa. Tengo un piano que me sirve para poner las notas que cada uno hace y ahí lo trabajo”.
Eso sí, insiste en que “lo importante es que pedía una voz, y la gente la cogía al vuelo”.
Y con la orquesta igual. “A Pepe (José Gutiérrez Ponce) el primer año, le pregunté si era capaz de meter además de la guitarra, una bandurria, un laúd… y él se estudió el método de cómo de afinan y compaginan. Normalmente la bandurria mete una melodía, acompañada por una guitarra mientras que el laúd mete como una segunda voz por debajo. Pepe tenía un estudio y la primera vez que escuché la bandurria con la orquesta es cuando me dije, ¡quillo, estamos haciendo un coro! Flipé”.
No hay que obviar que “la única que había tocado la bandurria era Enriqueta, pero llevaba años sin tocarla. Pero nadie sabía tocar la bandurria (risas) y eso es lo que te decía, la ignorancia, es desconocer lo que se nos venía encima…”.
Pero por suerte Cardoso es “muy observador y muy carnavalero. Y llevo toda mi vida viendo Carnaval. Así que desde hacía tiempo me percaté que la mayoría, por no decir todos, los que tocan la bandurria y el laúd en Cádiz, era gente que aprendía de memoria… que los buenos músicos eran los directores. Es como cuando los chavales dicen que van a montar un grupo de música y no sé por qué, el más torpe coge el bajo, aunque sea un instrumento muy complicado. Es decir, me di cuenta que no había que saber de música, sino contar con alguien que sí sabe para que les diga lo que tienen que hacer. En nuestro caso, Pepe tomó las riendas y así fue”.
Tiempo, dedicación, ensayos y logística
La logística de un coro “es bestial. Siempre he sido director y autor de mi comparsa con Antonio Reyes Alba escribiendo un montón de letras… aún así, la comparsa era la de Cardoso por así decirlo… Pero aquí no. Aquí hay que dividir muy bien las tareas. La parte de las mujeres la llevaba María del Mar Ramos y este año Yurena, mi mujer. La logística la lleva José Manuel Pérez Martínez. Un coro necesita 50 tipos, 50 cuotas… el dinero lo lleva Luis pero supervisado por José Manuel”.
Por ejemplo, “hay que ir a Cádiz a cantar los carruseles y este año en lugar de alquilar hemos comprado una batea, la cual hemos tenido que poner en condiciones porque llevaba años sin usarse, con lo que había que ponerla a punto. Y ahí se ha ido José Manuel. Luego están los libretos, la búsqueda de publicidades, la comida, los desplazamientos…”.
Ante esa complejidad, “somos cuatro directores con Manuel Varo ejerciendo como rey, como figura diplomática poniendo sobre la mesa su sabiduría y su experiencia. Cuatro directores además de un director de orquesta, que este año es Fernando Corrales, quien siempre iba conmigo en la comparsa como punteo. Cada uno lleva su pata y entre todos ponemos esto en pie”.
En su caso, quizás sea “una persona más impulsiva y trato de ejercer un poco de líder en momentos determinados. Es que todo no puede ser asambleario, a veces hay que pegar un grito… Nosotros sometemos a opinión muchas cosas pero es necesario un grupo o una persona que tenga por así decirlo la última palabra y que diga que esto se va a hacer así. Por eso, las decisiones las tomamos entre los cuatro directores y ahí sí que votamos”.
Y es que todo debe llegar “lo más hecho posible aquí (al local de ensayo) porque son muchas personas… imagínate si con cuatro o cinco personas hay opiniones, pues con cincuenta ni te digo. Tenemos que venir sabiendo lo que tenemos que hacer”.
Precisamente en cuanto a los ensayos, “son cuatro meses al igual que en otras modalidades. Lo bueno, por así decirlo, es que si un día faltan seis componentes no se nota y se puede seguir el ensayo. En la comparsa, si faltaban uno o dos componentes ya creaba más problemas. En el coro claro que hay ausencias que fastidian más o menos el día del ensayo. Nosotros distribuimos el coro para que cada tres uno sea un máquina cantando para que los otros dos copien como los pajaritos. Y claro, de las 18 mujeres tengo seis de las que si me faltan tres pues se nota mucho y tengo que dedicar el ensayo a otra cosa, a meter letras… y con los hombres igual, si tenemos quince, cinco son puntales”.
De ahí que “en el coro no soy tan pesado como con la comparsa en cuanto a los ensayos. Me adapto. En la comparsa me fallaban dos componentes y me echaban a perder el ensayo. Aquí no… eso sí, me gusta que la gente sea responsable. Y en mi caso, termino de trabajar, como, me echo una siesta y a las cinco de la tarde ya estoy con la guitarra, con el piano, sacando voces para llevarlo al ensayo y la gente solo tenga que copiarlo. Yo estoy desde las cinco de la tarde hasta las doce la noche trabajando para el coro”.
¿Qué va primero, el tipo o la letra?
Su método “empieza por una idea, un concepto, a veces con nombre, a veces sin nombre. Ya con la idea, la vamos rellenando. Hay veces que el tango sale antes. Por ejemplo, este año íbamos algo retrasados y Manuel se puso a sacar el tango para trabajar sobre él. A mí me gusta que la música tenga algo que ver con la idea, con el concepto… pero este año, si te soy sincero, no tiene mucho que ver… Y es que nuestro sello es un tango que está gustando mucho en Cádiz… le podíamos haber metido sones africanos pero en verdad no ha hecho falta, o al menos es lo que pienso”.
La música del tango, “con su letra de medida que nos sirve de guía, es lo primero que ha salido este año aunque yo intento que lo primero sea la idea y construir a partir de ahí. En esta ocasión el cuplé sí tiene ritmos acordes al tipo. Y el popurrí claro que sí tiene que ir con la historia que tienes que contar… Musicalmente tratamos que encaje”.
El cacao es tropical y puede ser sudamericano o africano, pero “optamos por África por la fuerza social, la cercanía, la inmigración, la situación de los niños trabajando en las minas de Coltán… le veíamos más fuerza en letras, sobre todo… y musicalmente tiene ritmos y canciones que se pueden acoplar al coro”.
Los tres primeros años el coro alcanza las semifinales del COAC
Le preguntamos si se le pasó por la cabeza no llegar a Semifinales… “Sí porque soy una persona muy pesimista, creo que por protegerme”, pero “bueno, luego hay otras circunstancias que son complicadas a la hora de explicarlas. Primero que se compite con más gente y con una proporción. Me explico. El primer año quedamos sextos con la Fábrica de Conservas pero había diez coros, con lo que superamos al cuarenta por ciento. Este año hemos quedado el noveno de diecinueve, con lo que hemos superado cerca del sesenta por ciento de los participantes. En proporción este año ha sido mejor. Pero hay un tope y a semifinales solo pasan siete… Y por otro lado, hay una cuestión que es así. El coro de Cádiz está copado por seis agrupaciones y hay una organización algo turbia y tendenciosa porque hablamos de mucho dinero… Vamos, como los señores de la guerra con cuatro sillas y ellos eligen a los otros dos que también se sientan. Había una silla más y nos dejaban sentarnos a nosotros, pero este año ha salido uno de los peces gordos (Fali Pastrana) y ha sacado un coro regular nada más. Y ha pasado lo que pensábamos que podía pasar. Lo han metido ahí por la cara. Un coro que siendo sinceros no tiene ni nuestra calidad, ni la del coro de Chiclana… si llega a pasar el de Chiclana lo podría entender porque es un coro en progresión con nosotros como rival a batir”.
Le decimos que la percepción general, al menos la nuestra, es que este año ha sido su mejor coro, pero en su caso aún debe esperar “hasta mayo o junio para deliberar sobre ello. Ahora no sé si es el mejor o el segundo mejor que hemos sacado. Para muchos vecinos de Barbate, si les pregunta, dicen que el mejor fue el primero pero para mí fue el peor… Eso sí, tenía un ambiente entrañable, era el primero, generó ilusión y nadie se lo esperaba, ni en Cádiz”.
El problema, por así decirlo, “es que cada año se generan más expectativas, incluso se decía que teníamos que pasar a la final, pero llegar a la final en Cádiz es muy difícil. Pero el mejor coro, el mejor ejecutado, el mejor vestido, para mí es el del Baúl de la Piquer… es el más completo. Ahora, cuando me desintoxique un poco de febrero, lo mismo te digo que el mejor es el de este año. En el concurso, el que mejor resultado tuvo fue las del Puerto, que quedamos el sexto de catorce coros”.
Además durante los tres primeros años “han sido coros muy costumbristas y este año hemos roto e innovado y eso ha caído bien. Es decir, hemos hecho otra cosa y se ha hecho bien… luego en el concurso intervienen otros factores”.
La verdad es que está todo “pensando” y planificado. “El primero era la Fábrica de Conservas, luego nos fuimos al puerto y el tercero salimos de Barbate y de la provincia. Así que este año nos hemos ido a África, con lo que el año que viene iremos a la luna (risas)… Hay que dar pasos y mejorar cada día. En el primero no metíamos ningún instrumento de percusión y este año no solo había percusión, sino que metimos la marimba…”.
Gracias a esa planificación “todo el mundo ha percibido que el coro va en línea ascendente aunque el resultado en el COAC no hay sido el esperado, por así decirlo”.
Tras el COAC, la calle
Y ahora calle… aunque el coro es distinto a las comparsas. “Me refiero a que las comparsas dependen mucho de cómo quedes en el concurso. La gente te sigue más o menos. Te contratan más o te contratan menos… pero el coro tiene sus carruseles que eso es bendito y sagrado. Aunque claro, entiendo que habrá años con más o menos tirón…”.
“Nos ilusiona mucho la calle”, señala Cardoso. “Es una experiencia maravillosa que he descubierto ya con 41 años, pero siempre tuve ganas de salir en coro y hemos tenido la suerte de sacarlo aquí en Barbate. Tenía ganas de probar la batea y es una cosa muy bonita… Es muy colorido, se pasa muy bien y sobre todo es muy ilusionante cuando ves a gente de Barbate”.
Para verlos en Barbate tienen el problema que “los carruseles de Cádiz nos quitan el domingo, el lunes y el sábado y el domingo siguiente, días claves del Carnaval de Barbate”.
Pero bueno, “está el día del Concurso que cantamos siempre. Otros años al pasar a semifinales tenemos que cantar el sábado en la batalla de coplas que son tres pases y otras veces también en el concurso de tangos… es decir terrible. El primer año llegamos aquí a las tres de la mañana que se hizo el concurso en el Faro porque era en verano. Pero este año no tenemos esos compromisos y queremos hacer una buena actuación”.
Y ahora una reflexión porque aunque en Barbate hay otros actos, Cardoso no los concibe como Carnaval. Lo del viernes 28 de febrero, Día de Andalucía, “no lo entiendo porque no debería haber actos carnavalescos antes del concurso, aunque ya sea una porquería si lo comparamos con hace veinte, treinta y cuarenta años. Pero es algo que quiero seguir respetando. No soy partidario de actuar antes del concurso menos en el ensayo general o si cupiéramos en el Abreboca de la Pachanga, que se iría pero sin disfraz… esa es la tradición, es decir, a partir del concurso el carnaval sale a la calle, como pasa en Cádiz”.
Entiende Cardoso que quizás “habría que adelantar el concurso al jueves, por ejemplo. Pero es que el día del concurso era el día de estreno, en el que las agrupaciones mostraban su obra y su tipo… me parece una falta de respeto que se organicen eventos carnavalescos antes del concurso…”.
Además de participar en el concurso “durante la semana, todos los años dejamos un día para actuaciones en la calle aquí… Este año la idea es que sea el jueves o el viernes de la semana que viene, así que invitamos a todos a que nos acompañen. El año pasado hicimos algo muy bonito a las puertas de la Casa de la Cultura y compartimos un rato muy bonito con otras agrupaciones callejeras y oficiales… ”.
También acudirán “a Zahara, a Tahivilla, a noches carnavalescas en Algeciras, Sanlúcar, eventos que van saliendo. En marzo cantamos casi todos los fines de semana y hay años que en verano también salen actuaciones, como en Barbate en eventos benéficos”.
Pensar en el año siguiente
¿Cuándo se empieza a pensar en el próximo proyecto?...“Normalmente necesito todos los años llegar hasta mayo para que me entren ganas de empezar a pensar (risas), pero no sé qué me pasa este año mi cabeza está ya envenenada, le estoy dando vueltas desde ya… lo mismo es por no haber llegado a semifinales”, y es que “ya estoy pensando en el año que viene. Todavía no sé qué vamos a sacar. Tengo que hablar con José Manuel, con Manuel y con Yurena, pero estoy envenenado pero bien… Y eso es positivo en parte porque si es así es porque en verdad lo necesito. Por ejemplo, el año pasado acabé muy harto”.
Salud del carnaval de Cádiz y de Barbate en particular
Para ir cerrando la charla hablamos de la salud de las fiestas en Cádiz y en Barbate en particular…. “El Carnaval de Cádiz está cambiando porque la sociedad también está cambiando. Y el de Barbate, pues ya no es el que era. No digo que para mejor o para peor, pero no es el que era. Personalmente me gusta menos”.
“Antes”, y esto “es mi opinión, el Carnaval se basaba en agrupaciones que trabajaban para presentar una propuesta, una obra, medianamente decente (podía salir mejor o peor, pero se trabajaba)… y el público respetaba lo que escuchaba. Hoy muchas no trabajan, salen de cualquier manera a la calle, es más calle, un ambiente más lúdico, festivo donde importa menos cómo canten las agrupaciones. Quizás ese sea el origen antropológico del Carnaval, pero en mi caso no es el Carnaval que a mí me gustaba”.
El Carnaval en Cádiz y en Barbate “se está volcando en la calle. Hay cosas muy buenas en la calle pero también hay un montón de porquería, mucha más que en el teatro. Vamos que en Cádiz incluso vienen callejeras de Toledo por el mero hecho de decir que ha cantado en la calle… Y hay mucha morralla porque todo no vale. También creo que el aficionado es menos exigente y está más condicionado por los vapores etílicos como decía mi amigo Paco Alba”.
Otro aspecto es que en Barbate apenas quedan peñas. “Era muy bonito el Carnaval cuando se hacía en locales cerrados. Los sonidos eran más rotundos… se echa de menos Los Bandoleros, Los Robinsones… hoy está la Pachanga aguantando con mucho mérito. Tocar en esas peñas hacía que las agrupaciones mejorasen y que el público fuese más respetuoso y exigente también. Hoy en día, en teoría, las agrupaciones callejeras no deberían entrar en peñas y demás, porque si son de calle, pues son de calle… al final hemos quedado cuatro agrupaciones y nosotros no cabemos porque somos muchos (risas)”.
Lamentablemente “ese respeto del público se ha quedado para los ensayos generales. El Carnaval ha cambiado y lo mismo es porque me estoy haciendo viejo y por tradición me gusta más el de antes”.
Instituciones y administraciones públicas
En cuanto al apoyo institucional, Cardoso responde con claridad y sin pelos en la lengua… “Ayer cantó (por el domingo) el Chapa un pasodoble sobre los millones que se han dado a la Magna y a la Semana Santa de Sevilla, a los toros y en el Carnaval de Cádiz se instituyó el premio de Andalucía en el año 1997/8, que era un millón y medio de pesetas y ahora está en diez mil euros… Eso en cuanto a la Junta, que se vuelca poco con el Carnaval de Cádiz… aunque puedo entenderlo porque es crítico… pero bueno, ese carnaval lo pagamos los componentes y los autores”.
Y en Barbate pues “lo que hemos hablado fuera de micrófono… son muchos años, décadas, siendo un desastre sujeto a parches. Mira, los premios del concurso en el año 1994 eran 150.000 pesetas y hoy es de 800 euros… o sea, peor que entonces… eso los premios. Hay ves tú la dejadez existente”.
Luego existe la Mesa del Carnaval que “es una forma de quitarse responsabilidades el Ayuntamiento”.
Y aquí puntualiza porque “en el caso del Coro no me puedo quejar porque el Ayuntamiento nos ha apoyado y nos sigue apoyando. Pero no es cuestión de apoyar a una agrupación. A nosotros nos ha ayudado siempre. Para que este proyecto saliese bien tenía que implicar a otros autores, a gente de otros grupos y también al Ayuntamiento. Y aún no ha terminado de fraguarse lo que yo pretendía, como era una escuela de pulso y púa para que los niños aprendieran. Un proyecto mastodóntico que aún no hay base para llevarlo a cabo”.
Con las primeras personas que se reunió fueron “con el alcalde, Miguel Molina, y con la edil de Fiestas que era Shaila Reyes. Les dije que este era el coro de Barbate. No era el de Cardoso, o el de Manuel Varo, o el de José Manuel Pérez, ni de María del Mar… no, este es el coro de Barbate”.
Su objetivo era que “el pueblo volviese a sentirse representado… recuerdo que cuando tocaba mi comparsa en el Falla era un día importante en Barbate. Yo quería revivir esa sensación y que muchas personas también disfrutaran de esa sensación. En el primer ensayo general dije que se iba a llenar y muchos no me creyeron… pero así fue y eso que no nos conocía nadie… y el alcalde ahí sentado el primero. Quiero que nos den la misma importante que la que nosotros le damos. Quiero que el alcalde le dé la misma importancia, al igual que la delegada o el delegado de Fiestas… Y sí, se la han dado y eso tengo que decirlo”.
Pero aparte del coro, está la cantera, agrupaciones, la fiesta… “aquí debe haber un recinto donde las agrupaciones puedan cantar y suenen bien… Que no tiene que ser el Cine Avenida, que sea un multiusos en condiciones no la porquería esa que tenemos. Tiene que haber locales de ensayo… A lo mejor hay que potenciar el concurso para que vengan agrupaciones de fuera, pero con la boquita chica sino que sea por derecho para que les valga la pena venir”.
Y luego apoyar la calle aunque “la calle funciona sola porque Barbate tiene tanto talento que las cosas funcionan solas. Hace falta un líder, un pastor… Aquí hay mucho talento y aquí el Carnaval no es una fiesta, es más una expresión cultural del más alto nivel”.
En resumen, “debería haber un buen recinto y un buen concurso con premios atractivos. Nosotros, la gente del Carnaval, nos dedicaríamos a traer a grupos de fuera, pero claro, no vamos a hacerlo para meterlo en el CP Bahía de Barbate. Con eso, ya valdría”.
Coro, ejemplo de unión
En Barbate siempre se ha echado de menos más unión en el pueblo y el coro ejerce como metáfora de que unidos se logran cosas maravillosas como las que se están viviendo con esta agrupación…. “Mira, eso se me fue y me di cuenta cuando lo pusiste en un artículo. Esa importancia a la unión. El coro como ejemplo, como metáfora de lo positivo que es la unión de fuerzas en Barbate… Mi intención era solo sacar un buen coro. Pero sí, es así”.
Ocurre que muchas veces “la gente no soporta que se le digan las verdades a la cara… y claro, personas como yo somos de decirlas a la cara… y eso pues no sienta bien y se van a su casa. Por eso hay mucha gente metida en casa cuando debería estar participando en asociaciones de vecinos, de comerciantes, culturales de lo que sea…”.
En su caso, “cuando me rodeo de lo que me rodeo es porque sé que me van a ayudar y cada uno acepta su rol. Eso es lo más importante. Yo solo no podría hacerlo. Por eso somos varios directores con Manuel Varo como gran sabio. Él se implica como el que más… tiene 78 años y parece que tiene 18… el primero que está en la batea. Luego José Manuel, con el que he tenido mil pugnas carnavalescas pero sabía que era un tío noble y que valía. Y se sumó desde el primer momento. Y con María del Mar igual… y hemos tenido roces porque somos cincuenta metidos en un local de ensayo horas y horas. Pero sabía que iban a volcarse y ahora ya muero y mato por esta gente. La idea es contar con “gente que quiera mucho a Barbate, que anteponga el bien común al personal”.
Por otro lado, “no sé qué opinión tiene la gente de mí, pero tampoco me importa. Lo que estoy seguro es que puedes pensar de mí lo que tú quieras, pero cuando me conozcas personalmente esa opinión va a cambiar… lo tengo clarísimo”.
Y es que “lo importante es que se habla del coro de Barbate… no el coro de este o aquel. Eso lo pusimos en marcha incluso con las edades. Había gente de más de setenta años y gente con dieciocho años. Una sociedad está compuesta por distintos estamentos sociales, de edades, de género y el coro es un reflejo de eso. Yo lo que pido es pasión. A los que están y a los que entren les pido sobre todo pasión, la misma que yo le pongo”.
Mirando hacia el futuro todavía queda un recorrido “muy bonito por delante. Ahora tenemos nuestra batea y queremos mantener este local de ensayo (en las instalaciones de la piscina que sigue cerrada). Estamos sembrando para el futuro. Tenemos veinte personas nuevas con mucha ilusión a los que hay que darle continuidad… Mira, lo que más me ha gustado este año es que se han ido veinte y al final han llegado otros veinte y estamos en el mismo punto. Es decir, imprescindible no hay nadie. Lo que hace falta son ganas, trabajo, pasión… Habrá años mejores y otros peores, pero la ilusión debe quedar”.
Y lo que es más importante, “esto es para nosotros… pase lo que pase en el concurso. Nosotros no podemos ni quejarnos ni aún quedándonos fuera de semifinales porque me van a decir picha, que te hemos tratado muy bien con tres años en semifinales (risas)”.