La
hablilla de hoy se ha escrito durante la víspera de la procesión magna, acontecimiento que ha acaparado nuestra atención desde hace meses, como todo lo esperadopara hacerse realidad. Con la luna llena y el levante haciendo temblar la estela sobre el caño, se recordará tanto tiempo como la de hace más de un decenio, con emoción y fervor, con alegría y tertulias que se acallarán con el primer golpe del llamador del próximo Domingo de Ramos.
Ha sido la noticia de la semana y no solo a nivel local.
Google lo ha publicado y recordado en su periódico virtual diario, el que solemos leer por la mañana que va actualizándose cada dos o tres horas. Por tanto, ha compartido espacio con otras noticias y crónicas, si bien esta publicación recoge las puntuales, algunas incluso divertidas y otras curiosas que nos ayudan a equilibrarnos a lo largo del día mientras nos ubicamos. Una de ellas la recoge el titular, una expresión hoy acortada quizás para suavizar la petición, el ruego o una protesta. La noticia es un
TikTok -ya saben, un video corto en vertical- donde una maestra española que se encuentra trabajando en Finlandia, comenta que no existe esta locución. Estaba hablando con unos niños, diciendo palabras en finés y en español y al preguntarle por ella, los chavales se quedaron pensando, mirándose, sin saber qué decir. Preguntados los adultos por la forma de pedir las cosas, concluyeron en que si necesitaban algo lo solicitaban educadamente o echaban mano a la palabra inglesa
please, tan breve, sonora y aguda como un golpe de campanilla y tan internacionalizada. Al terminar de leer esta noticia, nos damos cuenta de su hondura, de la reflexión individual y posterior debate que puede suscitar una expresión por inexistencia, muy utilizada en Gran Bretaña y más memorable entre nosotros de cuanto pensamos.
Este sábado treinta de septiembre, este sábado de magna la habremos pronunciado tras el saludo más efusivo por el reencuentro, durante el almuerzo en una cervecería, al solicitar paso para llegar a la silla del recorrido, al contestar
de nada tras el agradecimiento y tantas veces que no habremos reparado en ella y sin embargo vive rozando los labios, asomando por la oreja. Y la memoria retoma, más bien engancha de nuevo, ese
por favor inexistente mientras el nuestro, además, tiene gesto, pues entorna y encoge la mirada al estirar una sonrisa, aunque, a veces, travesee y se escape con viabilidad de retorno a muy corto plazo.
Por, preposición con mayor carga de significado, y
favor, ayuda prestada gratuitamente volaron bajo el cielo isleño, con la luna llena y el levante meciendo la madrugada de nuestra Magna Mariana.