Fue un precursor de la memoria histórica en la Sierra
En el verano de 1936, con 13 años, Antonio Domínguez Caro fue testigo del apresamiento ilegal de su hermano en Benamahoma por parte de los sicarios del falangista Zamacola y su posterior conducción a El Bosque donde fue fusilado, junto a otros vecinos, junto a la tapia del cementerio. Oficialmente su hermano José estaba desaparecido, si bien toda su familia conocía la certeza de su ejecución. 68 años más tarde -en el 2004- encontraron al fin sus restos en una fosa común. Antonio había comenzado una activa búsqueda de los vecinos fusilados tras la represión desatada en la Guerra Civil. Una búsqueda que culminó el pasado lunes con su fallecimiento a los 88 años.
El Servicio para la Recuperación de la Memoria Histórica de Diputación ha expresado sus condolencias por la pérdida de Antonio Domínguez, quien fue un precursor en la investigación histórica y en la dignificación de las víctimas de la Guerra Civil y la represión franquista en la Sierra. Una tarea a la que se sumaron con posterioridad historiadores como Jesús Román o Joaquín Ramón Gómez.
Fue portavoz de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Guerra Civil en El Bosque y Benamahoma y facilitó, a través de su testimonio, datos de gran valor para localizar fosas comunes. El documental La memoria se abre paso relata el relevante papel afrontado por Antonio Domínguez en dicho terreno. Antes de morir pudo conocer, con satisfacción, la localización de la fosa de las mujeres de Grazalema, así como la reciente inauguración del Parque de la Memoria en Benamahoma. A título póstumo el Ayuntamiento le ha concedido la Medalla de Oro de la Parroquia de San Antonio de Padua.