Coge aire. A veces es muy necesario. Escúchate a ti misma. Escucha lo que tu cuerpo te pide y lo que tu cabeza te dice. Sé consciente. Quizás necesitas descansar. Quizás tengas fuerzas para seguir. Quién sabe si ahora es el momento o no lo es. Por eso es tan sumamente necesario preguntarnos a nosotros mismos cómo nos encontramos. La rutina a veces nos hace olvidarnos de nosotros mismos. De lo más importante. Si nosotros no estamos, no podemos ser en nadie, no podremos ayudar, no podremos conseguir nuestros objetivos. No somos máquinas. A veces necesitamos parar, tomar aire, desconectar, recargar las pilas… para posteriormente, volver a conectar, volver a seguir dando pasos firmes, volver a ser quienes somos. El problema está en que no nos mimamos, no nos queremos y decidimos silenciarnos, tragarnos todo, no prestarnos atención. Y no nos damos cuenta de que si nosotros no somos, de ninguna forma avanzamos. Quiérete, escúchate, coge papel y boli, expresa todo lo que sientes, cómo te sientes y lo que piensas que puedes cambiar. Hazlo por ti, porque si no, nadie lo hará.