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Sevilla

Miércoles Santo de cruces… Y de luces

El ecuador de la Semana Santa más extraña que se recuerda en los últimos tiempos llegó con un Miércoles Santo sin cofradías, pero con altares sublimes

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Miércoles Santo inédito.

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  • Los Panaderos recreó el altar que montaron el año de la República, cuando tampoco hubo cofradías
  • Largas colas para venerar a las imágenes de la Sed, de San Bernardo y el Baratillo
  • La afluencia del público en las calles céntricas fue algo menor que en las jornadas pasadas

El ecuador de la Semana Santa más extraña que se recuerda en los últimos tiempos llegó con un Miércoles Santo sin cofradías, pero con altares sublimes para el regusto de los sevillanos.

Una jornada marcada por el espléndido día que nos dejó esta ya explosiva primavera. Un sol radiante y temperaturas que superaron los 32 grados en la ciudad. Eso sí, el calor fue uno de los principales hándicap que se encontraron las hermandades durante la mañana. La expectación y las colas no eran tan extensas como en otros días, aunque en barrios como Nervión o San Bernardo estas rodeaban las parroquias desde primeras horas.

Un Miércoles Santo que siempre ha venido marcado por el alto número de crucificados que procesionan en Sevilla, aunque en esta extraordinaria ocasión marcada por la pandemia las cruces han sido las protagonistas, pero por efímeros altares muy representativos. Son el caso del Buen Fin o la Lanzada. Ambas cofradías simbolizaron un Monte Calvario con interesantes atributos pasionistas. Por ejemplo, en San Antonio de Padua fue curioso observar al Cristo del Buen Fin con la Virgen de la Palma a sus pies y con las figuras secundarias que algunos cofrades de esta hermandad añoran recuperar algún día. Por su parte, en el altar mayor de San Martín se elevaba un significativo altar que mostraba el misterio de la Sagrada Lanzada, cuando Longinos clava su lanza en el costado de Cristo. Dos hermandades en las que el corcho estuvo muy presente para conformar estos singulares misterios.

También singular e histórico fue el altar que la hermandad de los Panaderos presentó este día, en el que el Señor del Soberano Poder y la Virgen de Regla presidieron el altar mayor de la capilla con un montaje similar al que alzaran en el año de la República, cuando las cofradías tampoco pudieron procesionar por las calles. Llamativo también el de la hermandad del Carmen, en Omnium Sanctorum, con dos andas procesionales sobre los que se entronizaron al Señor de la Paz y a la Virgen del Carmen. O el de San Bernardo, ornamentado con piezas del singular paso de palio de la Virgen del Refugio, como el respiradero o una parte de la candelería. Aquí, el crucificado de la Salud fue uno de los principales reclamos de la jornada.

Y en Nervión, la elegancia mejor personificada con un altar que, literalmente, se adelantó hasta el centro de la Parroquia de la Concepción Inmaculada para engrandecer este extraño pero histórico Miércoles Santo. Fueron miles los hermanos y vecinos de Nervión que no quisieron perder la oportunidad de visitar al Cristo de la Sed y a la Virgen de Consolación en este día tan especial para el barrio.

Más comedidos fueron en hermandades como el Cristo de Burgos, las Siete Palabras o el Baratillo, aunque en esta último el sabor a cofradía de Miércoles Santo no se perdió en ningún momento del día. Con grandes colas y un gran ambiente alrededor de la capilla de la calle Adriano.

Tampoco en este día hubo que lamentar ningún incidente destacable, aunque la afluencia del público en las calles céntricas fue algo menor que en las jornadas pasadas. Las colas se organizaron con el cumplimiento de las medidas sanitarias vigentes y en el interior de los templos las hermandades se encargaban de organizar un “recorrido” anti Covid para evitar el contacto estrecho entre personas no convivientes. Aún así, se siguen viendo imágenes nada esperanzadoras en esta lucha contra el coronavirus, sobre todo en zonas de alta afluencia de establecimientos hosteleros.

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