Medio millón de palestinos votan en las elecciones locales reducidas únicamente a Cisjordania tras el boicot anunciado por el movimiento islamista Hamás, principal poder en la Franja de Gaza.
El proceso ha comenzado a las 07.00 horas de la mañana (misma hora en España) con la acreditación de 4.600 representantes de partidos, 1.890 observadores locales, 550 periodistas y 130 observadores internacionales que vigilarán el desarrollo de los comicios. Los resultados se darán a conocer mañana domingo.
Hamás ha impedido que los comicios se celebren en la Franja, lo que deja allanado el camino para que el movimiento Al Fatá del presidente palestino, Mahmud Abbas, se haga con el control de las 94 ciudades y localidades de Cisjordania.
Sin embargo, como ya ha ocurrido a menudo en el pasado, Al Fatá no ha conseguido presentar un frente unido y algunos rivales dentro del patido han presentado sus propios candidatos. A pesar de ello, encuestas recogidas por la agencia palestina Maan otorgan a la formación de Abbas entre el 40 y el 50 por ciento de los votos, por delante de los independientes y de los partidos de izquierda palestinos.
"La base para que unas elecciones se celebren es una atmósfera saludable y política (...) algo que claramente no hay aquí", ha señalado Issam Abdeen, un consultor legal del grupo de defensa de los Derechos Humanos palestinos Al Haq.
Pero eso no implica necesariamente que haya apatía entre los votantes. Las calles y plazas de Cisjordania están llenas de posters de los candidatos en los que estos prometen desde calles más limpias pasando por mejores transportes, trabajos y Wi-Fi gratis.
Los antiguos eslóganes palestinos llamando a la liberación y la resistencia están ausentes, ya que los votantes están más centrados en sus necesidades inmediatas en estos momentos de austeridad, en los que las autoridades están teniendo apuros para pagar los salarios de los funcionarios.
"Esta es una oportunidad apasionante de hacer cambios y ver a gente nueva entrando en los consejos locales", afirma Samer Hamdan, que trabaja en un café en Ramala.
Hamás consiguió prominencia en las últimas elecciones locales en 2005, haciéndose de forma inesperada con el control de muchos consejos municipales tanto en Cisjordania como en Gaza. Al año siguiente arrasó en las elecciones legislativas, para conmoción de la vieja guardia de Al Fatá.
Los islamistas se hicieron con el control de Gaza tras un duro enfrentamiento armado con Al Fatá en 2007, separando a los palestinos tanto de forma política como geográfica. Hamás ha rechazado participar en las elecciones del sábado, acusando a Al Fatá de acosar a sus miembros en Cisjordania.
La división entre Hamás y Al Fatá es un motivo de preocupación entre los palestinos, que consideran que mina su lucha por un Estado independiente. "No entiendo cómo podemos tener elecciones solo en la mitad del territorio", afirma Neda Ahmad, una joven palestina. "Ni siquiera sé quién se presenta", añade.
Ante la ausencia de Hamás, los analistas apuntan que el mejor modo de medir el apoyo a este grupo será la tasa de participación. En la última votación, se estimó que hubo una participación del 80 por ciento, así que una fuerte caída demostraría que los votantes de Hamás se han quedado en casa.
Independientemente de ello, Al Fatá también podría perder lo que debería ser una victoria fácil. Ante sí tiene a un puñado de candidatos independientes, incluido el primer partido de Cisjordania solo de mujeres que se presenta en la ciudad de Hebrón. Asimismo, también concurren disidentes de Al Fatá.