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Las obras de Esteve, con fondos pero sin fecha de inicio

Los ambulantes quieren que se inicien tras la Navidad y la Plaza prefiere después de Feria. El Ayuntamiento todavía tiene que “cerrar” el derribo del edificio con los locales comerciales

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  • El mercadillo ambulante de la calle Parada y Barreto tiene los días contados

La remodelación de la Plaza Esteve para la construcción de una terminal de autobuses que permitirá que el Mercado Central de Abastos sea lo primero que se encuentren los usuarios al bajarse en la parada ya tiene financiación asegurada y a corto plazo.  Tras haber tenido que suspender el acto antes del verano, el  Ayuntamiento, el Consorcio de la Zona Franca de Cádiz y el Ministerio de Hacienda han firmado esta semana el convenio que da luz verde a este proyecto, junto con la reconversión del antiguo convento de San Agustín en un centro de negocios. Aunque en la cita protocolaria los discursos e intervenciones de las autoridades se centraron en la actuación de San Agustín, los siete millones de la aportación estatal, con cargo a los fondos Feder, están aprobados exclusivamente para las dos actuaciones, tanto San Agustín como Esteve.
No obstante, mientras que para la primera ya se ha puesto fecha: a comienzos de año, para la obra de Esteve el Ayuntamiento se muestra algo más cauto y no ha dado fecha de inicio, quizás porque todavía hay varios flecos que arreglar, especialmente con los comerciantes de los locales comerciales de la planta baja del edificio de esta plaza que el Ayuntamiento tiene previsto demoler, y que incluye también la cafetería de La Vega. Quizás este fuera el motivo porque esta actuación quedase en un segundo plano.
A partir de ahí, los agentes implicados, tanto vendedores del Mercado de Abastos, ambulantes de la calle Parada y Barreto, los autobuses y los comerciantes afectados directamente por el derribo, tienen todavía varios meses por delante para cerrar el plazo y, sobre todo, sentarse con el Ayuntamiento para estudiar cuál es la fecha más idónea.
Y es que, con eso de que el plazo de inicio de los trabajos aún no está cerrado, en la Plaza de Abastos  apuestan por los meses de después de Feria, teniendo en cuenta que es la época en la que la actividad suele venirse más a abajo. “Lo importante es que la obra se haga, pero si tenemos que proponer una fecha va a ser esta”, señala Pablo González, de la junta directiva de la asociación de comerciantes del mercado.
A falta de que mantener un nuevo contacto con el Ayuntamiento, el plazo de ejecución de los trabajos en este caso es de 4 a 6 meses, ya que se trata de una actuación de mucha menor envergadura que la rehabilitación de San Agustín. No hay más que ver la inversión, dado que a la remodelación de Esteve corresponden 1, 2 millones. Sin embargo, este colectivo espera tener “en breve” una reunión con la alcaldesa para “ir cerrando fechas y empezar a organizarnos”, conscientes de que toda obra que se realice en este entorno “nos va a afectar directamente”.
Pese a todo, son conscientes de que los “sacrificios” merecerán la pena. “Con la remodelación, al chófer (de los autobuses) lo veremos desde aquí (por la plaza). Todo ello sin contar con la reestructuración de las líneas, que será efectiva en cuestión de semanas. “Van a llegar más vehículos a la Plaza, se va a mejorar la frecuencia y se van a recuperar algunas paradas que se habían perdido, como en San Benito”. Nada que ver con el inicio de “curso” que sufrieron por estas fechas enlazando los paros de este servicio.
Quienes también están en el ojo del huracán por este proyecto son los vendedores ambulantes de la calle Parada y Barreto que ya abordaron su futuro con María José García-Pelayo antes de verano. Son 22 puestos con vendedores que, en casos como el de José Ramírez, portavoz del colectivo, llevan 26 años en este sitio. “La gente está preocupada porque siempre un cambio te asusta”, señala Ramírez. En en este sentido, en la reunión que mantuvieron con Pelayo, ésta les animó a que presenten propuestas ya que con la nueva terminal y el derrumbe del edificio tampoco hay espacio para ellos.
Tras advertirles que “no nos dejará tirados”, el primer planteamiento que les ha ofrecido es trasladarse a Doña Blanca, una ubicación en la que, aunque sería definitiva, puesto que no se remitiría a la duración de las obras, no habría sitio para todos. A partir de ahí, la idea es que los ambulantes que estén interesados pongan sobre la mesa otro espacio o incluso un cambio de actividad que la alcaldesa “está dispuesta a estudiar”.
En esta línea, han propuesto que los puestos estén “cerrados” y, a buen seguro, el Ayuntamiento cuidará mucho la estética una vez que los reubique en Doña Blanca. Si tienen que elegir una fecha lo tienen claro: después de las campaña navideña.

“¿Dónde me llevo yo el oro durante esos seis meses de obras?”

El proyecto de la remodelación de la Plaza Esteve contempla el derribo de la mítica cafetería La Vega y del antiguo edificio del IARA, construido en 1954, que actualmente alberga la Delegación municipal de Medio Ambiente. Exceptuando una joyería que lleva 32 años, por los otros tres locales comerciales de la planta baja han pasado negocios de distinta actividad a lo largo de los últimos años. Ahora mismo, hay una agencia de viajes, una tienda de ropa y una perfumería. En esta última, las dependientes tienen claro cual será su destino si el derribo se lleva acabo, tal y como contempla el proyecto. “Ya nos han avisado que si esto va para adelante nos iremos al paro”, lamenta.
Un poco más especial es el caso de la mencionada joyería. Como indican desde este negocio, hasta ahora ha habido dos contactos con el Ayuntamiento, y en el último de ellos, los propietarios de estos locales le plantearon la posibilidad de derrumbar toda la parte superior y dejar sólo los locales comerciales. “Sería hasta menos costoso y seguiríamos como hasta ahora”, explica.
Hasta el momento no ha habido ninguna respuesta. En concreto, de cara al derribo, desde el Ayuntamiento se les ha pedido que les remitan un capítulo de gastos que estaría enfocado a “compensar” los seis meses que está previsto que duren los trabajos. Luego, según tienen entendido, regresarían aunque a un espacio que nada tiene que ver con el actual. “No sabemos nada, pero creo que iríamos en una especie de cubo de módulo de cristal, mientras que el de La Vega sería de dos plantas y que en mi caso al tratarse de un negocio de joyas habría de estudiar otras connotaciones”. Además, tiene claro que “hay mucho que hablar” de aquí a los próximos meses.  “Las cosas no están bien ahora mismo en ningún negocio, pero en mi caso tengo una clientela fija de muchos años. ¿Y dónde dejó yo el oro que tengo mientras duran las obras?..no puedo irme a la calle sin nada”, lamenta.

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