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Ocho de cada diez jóvenes reconoce que se ha saltado los límites de velocidad en alguna ocasión

El 33 por cierto afirma que en ocasiones conduce tras tomar bebidas alcohólicas

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El 84 por ciento de los jóvenes entre 18 y 24 años reconoce que se ha saltado los límites de velocidad alguna vez y el 26 por ciento asegura que lo hace a menudo o siempre, según estudio elaborado por el Instituto de Seguridad Vial de Fundación Mapfre.

Además, el 65 por ciento de los jóvenes de estas edades no respeta la distancia de seguridad, el 33 por ciento dice que en ocasiones conduce tras tomar bebidas alcohólicas y un alto porcentaje reconoce conducir mientras realiza otra actividad, como usar el navegador, fumar y hablar por teléfono sin utilizar el dispositivo de manos libres.

A pesar de esto, los jóvenes conductores se consideran igual de buenos (41 por ciento) o mejores (43 por ciento) que la mayoría, lo que significa, apunta la Fundación Mapfre, que "no son conscientes de que deben mejorar aspectos de su conducción, sino que tienden a pensar que los que deben cambiar son los demás".

Así, el 46 por ciento señala que el factor que más les ayudaría a evitar situaciones potenciales de peligro sería que los demás conductores fueran más responsables, frente a sólo un 6 por ciento que reconoce que la mejor manera de prevenirlas sería siendo más responsable con su conducción.

Junto a esta tendencia a culpar al resto de conductores, los jóvenes no parecen tener muy claro las consecuencias que tiene conducir de manera poco responsable. De hecho, el 61 por ciento ve muy poco probable la posibilidad de sufrir un accidente, aunque un 22 por ciento reconoce haber sufrido un accidente siendo ellos los conductores.

Además, el 37 por ciento de los jóvenes considera que cometer imprudencias es inevitable, lo que implica que no se sienten responsables de sus negligencias y sus consecuencias. "Estas percepciones provocan que se muestren más confiados en su habilidad para conducir y sean más osados en situaciones de riesgo, como coger el coche después de consumir alcohol", señala el trabajo.

Por otro lado, el 20 por ciento de los jóvenes encuestados dice que para impedir que sucedan circunstancias de riesgo sería necesario que se mejorara la señalización, y el 15 por ciento reclama una mejor conservación de las vías.

Cabe destacar también la conducta de los jóvenes cuando otro conductor comete una imprudencia que afecta a su conducción. El 50 por ciento reconoce que se pone nervioso ante estos imprevistos, el 25 por ciento se enfada, y sólo un 23 por ciento se controla.

EL COCHE COMO FORMA DE LOGRAR LA INDEPENDENCIA

Del estudio también se desprende que uno de los principales atractivos de la conducción para los jóvenes es la independencia y la libertad que les ofrece, lo que explica que quieran obtener el permiso de conducir lo antes posible. Además, a los jóvenes las personas que más les influyen en su forma de conducir son el padre (48 por ciento) y el profesor de la autoescuela (21,5 por ciento), frente a la figura materna (9,5 por ciento).

A diferencia de lo que ocurre con la velocidad, los jóvenes se muestran más sensibilizados respectos a otras conductas de riesgo. Así, un 59 por ciento afirma que nunca se salta un semáforo en rojo y el 90 por ciento nunca conduce bajo los efectos de las drogas. Además, el 73 por ciento afirma que cuando conduce su carácter "cambia para bien".

Por sexos, el informe destaca que mientras el 80 por ciento de las chicas dice no conducir nunca tras tomar alcohol, el porcentaje se reduce hasta el 55 por ciento en el caso de los chicos.

"Es necesario seguir educando en valores y que exista una mayor implicación de las autoescuelas, familiares e instituciones para que estos conductores sean cada vez más conscientes de los riesgos que implica no cumplir con las normas de tráfico y conducir de forma imprudente", señala en un comunicado el director general del Instituto de Seguridad Vial de Fundación Mapfre, Julio Laria.

Según datos de la DGT, los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte y de lesiones graves entre los jóvenes entre 18 y 24 años. Este colectivo sufre el 20 por ciento de los accidentes de tráfico, a pesar de que sólo constituye el 10 por ciento del censo de conductores. Entre 2003 y 2008 este grupo experimentó una reducción del 51 por ciento en el número de fallecidos en carretera.

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