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Trágico fin para el último de los hermanos Izquierdo

Antonio Izquierdo, de 72 años, el único superviviente de los hermanos que sacudieron la memoria de la España profunda con la matanza de Puerto Hurraco (Badajoz), se ha ahorcado en su celda de la prisión de Badajoz cuando aún le faltaban cinco años de condena por cumplir por la masacre.

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Antonio Izquierdo, de 72 años, el único superviviente de los hermanos que sacudieron la memoria de la España profunda con la matanza de Puerto Hurraco (Badajoz), se ha ahorcado en su celda de la prisión de Badajoz cuando aún le faltaban cinco años de condena por cumplir por la masacre.

Según han informado a Efe fuentes de Instituciones Penitenciarias, los funcionarios de la cárcel encontraron el cadáver del interno mientras hacían una ronda alrededor de las 02.00 horas de la madrugada de ayer y avisaron inmediatamente a los servicios médicos, que sólo pudieron certificar su muerte.

Casualmente, han señalado estas fuentes, ayer era el día que Izquierdo, que cumplía una condena de 25 años, hubiera quedado en libertad si no se le hubiese aplicado la doctrina Parot –que aplica los beneficios penitenciarios sucesivamente a cada condena y no sobre el máximo de 30 años de cumplimiento– por lo que aún le restaban cinco años de pena por cumplir.

El recluso, que se encontraba interno en el módulo de enfermería debido a su delicado estado de salud, había mostrado su malestar por la aplicación de esta doctrina, según han detallado las fuentes consultadas.

Izquierdo fue condenado el 25 de enero de 1994 por la Audiencia de Badajoz junto a su hermano Emilio –que murió de un infarto en la prisión de Badajoz en 2006–, a una pena de 344 años de cárcel cada uno por la matanza de Puerto Hurraco, una condena que fue confirmada por el Tribunal Supremo en abril de ese año.

Ambos hermanos, que habían compartido celda, se encontraban muy unidos y apenas se relacionaban con otros internos, un comportamiento que mantuvo Antonio tras la muerte de Emilio.

Los dos habían ingresado inicialmente en la prisión de Badajoz, pero el rechazo de los otros internos provocó su traslado al centro penitenciario cordobés, en el que permanecieron hasta agosto de 1994, cuando fueron llevados al de Almería hasta que fueron devueltos finalmente a la cárcel pacense a petición propia.

Un año antes de la muerte de Emilio, también fallecieron sus hermanas, Luciana, de 77 años, y Ángela, de 64, tras quince años internadas en el Hospital Psiquiátrico de Mérida por padecer un trastorno paranoide compartido y que fueron absueltas en el juicio.

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