La presidenta del Parlamento de Andalucía, Marta Bosquet, fue previsora, no perdió la oportunidad y aprovechó ayer para despedirse de los diputados al cierre de la sesión plenaria "por si acaso".
Así están las cosas. En las últimas horas ha cobrado mucha fuerza la posibilidad de que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, olvide sus últimas reticiencias a adelantar las elecciones (con plazo hasta noviembre del presente año) y anuncie la convocatoria en los días posteriores al fin de la Semana Santa.
La fecha más probable que manejan los diputados del Parlamento es el 12 de junio, una fecha preveraniega que suele gustar mucho a los dirigentes políticos que buscan una alta participación.
Los días son muy largos y suele hacer buen tiempo para impulsar a la gente a acudir a las urnas, pero no el suficiente para que los ciudadanos estén pensando en planes más ociosos que ir a votar.
Hay que tener en cuenta que la Cámara andaluza debe disolverse 54 días antes de la celebración de las elecciones.
La economía como argumento
La mala situación económica mundial, muy afectada por las consecuencias provocadas por el conflicto entre Rusia y Ucrania, que tiene en vilo al resto del planeta, es el principal argumento que tanto Moreno como su equipo están repitiendo desde ayer para justificar el adelanto.
"Si nos vamos a elecciones, será para hacer los deberes", deslizó Moreno hoy en el Parlamento, que ya puso en marcha la maquinaria de las suposiciones electorales en un acto celebrado el pasado miércoles en Huelva.
Moreno asegura que esta vez prefiere hacer caso a sus consejeros económicos, en especial al consejero de Hacienda, Juan Bravo, sobre que a Andalucía le iría mejor en este complejo escenario socioeconómico con unos nuevos presupuestos para 2023.
Algo que no daría tiempo a hacer si las elecciones se celebrarán en octubre o noviembre. "Sin presupuestos sería malo para Andalucía", avisó Moreno nada más llegar al Parlamento andaluz.
El consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, también fue ayer claro: "Estamos peleando con la crisis con una mano atada a la espalda".
La nota discordante la puso el vicepresidente, Juan Marín, cuyo deseo es agotar la legislatura: "Creo sinceramente que en este momento no sería acertado porque sería parar en un momento de crecimiento económico".
